5 de novembre del 2013

El retorno del Vengador mitológico. Reseña de Thor: el Mundo Oscuro


Tras regresar a Asgard y entregar a Loki, Thor prosigue su campaña para terminar con las rebeliones que han asolado los Nueve Reinos durante los últimos dos años. Pero desde el pasado remoto de los tiempos se alza una nueva amenaza personificada en Malekith, líder de los elfos oscuros de Svartalfheim. Una nueva alineación dimensional entre los diferentes mundos ofrece la oportunidad de extender la oscuridad al universo y la sustancia mítica del Aether sería el canalizador de ese mortal objetivo. 

Thor ha ganado en sabiduría y prudencia y está más cerca que nunca de ocupar el trono de Odín pero su debilidad se encuentra en Midgard donde la terrestre Jane Foster sigue siendo el centro de sus pensamientos. Cuando las distorsiones dimensionales atraen la atención de la doctora en Londres, Thor irá a su encuentro para protegerla sin saber aún que ella se ha convertido en la portadora del Aether y, por tanto, en el objetivo número uno de Malekith.

La fase II de Marvel Studios empezó con un varapalo crítico (que no comercial) causado por la risible Iron Man 3. Afortunadamente, parece que los caminos se han reconducido con el siguiente proyecto, Thor: el Mundo Oscuro. El nuevo film vuelve a ofrecer un gran entretenimiento y destierra las salidas de tono que caracterizaron al último film protagonizado por Tony "Downey" Stark.

Hace dos años, Kenneth Branagh creó una película apreciable en la que brilló el desarrollo de importantes personajes de la trama presentándonos, por primera vez, el mundo mitológico de Asgard con el lujo y la pompa deseada. Pero, como ya observamos en su momento, el film experimentaba problemas en la combinación con la acción en la Tierra y el resultado final no acabó de ser el esperado hasta que vimos a Thor, como siempre le habíamos imaginado, luchando codo con codo con sus colegas Vengadores.


Kevin Feige optó por hacer algunos cambios de cara a la inevitable secuela y confió el script definitivo a los guionistas de Capitán America mientras otorgaba la dirección a Alan Taylor, un realizador que se desenvuelve muy bien en ambientes épicos y que venía de crear algunos de los mejores episodios de la laureada serie Juego de Tronos. El resultado del cambio es más que evidente. La inclinación al drama shakesperiano que era tan necesaria en la presentación de los personajes, debía ceder protagonismo a la acción y a las cruzadas interdimensionales y místicas que tanto han caracterizado al Dios del Trueno durante su trayectoria de más de 50 años en los cómics. En este sentido, Alan Taylor dota al film de una capa más de dureza, de rugosidad, incluso de suciedad en última instancia. Dentro de esta fábula mística introduce una dimensión de realismo mágico que toma elementos de muy diversos films sin que por ello la propuesta pierda un ápice de su enorme valor como entretenimiento heroico.

Estamos ante una película que, además, consigue integrar mucho mejor la acción entre Asgard y la Tierra. El que fue el talón de Aquiles del film precedente ahora ha quedado definitivamente superado cuando la trama nos propone una unión dimensional que nos mueve, una y otra vez, entre Londres y Asgard sin perder un atisbo de interés. Incluso Jane Foster (Natalie Portman) inicia bien su participación en la película hasta que el esquematismo de su personaje y la simpleza de la interpretación vuelven a hacer acto de presencia. Todo ello hace que regrese la eterna pregunta... ¿dónde está Loki?

Loki sigue siendo la estrella de la función pero sería injusto deshacerse en elogios hacia él sin antes comentar que Chris Hemsworth demuestra un afianzamiento brutal en su personificación de Thor. Resulta creíble siempre y honora, con su impactante presencia, al superhéroe que venerábamos mientras leíamos sus andanzas en las viñetas. Los aciertos de casting siguen siendo el punto más fuerte de Marvel Studios y gracias a ello, sus películas disponen de grandes recursos a su favor para triunfar.


En cuanto a Tom Hiddleston hay que insistir en la admiración. Aunque, en este film, realiza una intervención más reducida y más ambigua, sigue siendo el villano real de la función y queda claro que puede superar a cualquier otro que se proponga dominar el universo. Sus planos en la celda, que recogen su mirada y su reacción a lo que está ocurriendo, son buena muestra de la categoría interpretativa que atesora. En esta ocasión, insufla mayores dosis de ironía a su personaje beneficiándose de su posición teóricamente debilitada en relación a Thor y Odín. Suyos son algunos de los momentos más divertidos de la cinta y sus intervenciones son esperadas porque no hay una sola frase que pronuncie que no pueda ser analizada desde diferentes perspectivas morales.  

El humor en esta película tiene una presencia relevante pero, a diferencia de Iron Man 3, esos momentos de cierta absurdidad no molestan sino que acompañan de forma natural a la trama y conectan con los elementos de diversión que siempre aparecían en los cómics. No podemos olvidar que estamos ante un producto de masas surgido de iconos de la cultura popular. El humor tiene que estar presente en estas películas pero lo que hay que exigir es que se produzca en momentos interesantes, nunca buscando la saturación, y respetando a los personajes. 


En este sentido, la amenaza de Malekith y la interpretación que Christopher Eccleston ofrece, resulta relevante para la película. Se trata de un buen villano aunque pertenece a esa galería de personajes que pueden protagonizar una saga corta, sin mucha más repercusión. Hay que asumirlo, para este film no podía aparecer alguien más significativo porque nos queda mucho camino por recorrer con Los Vengadores y ellos serán los que se verán las caras con némesis del potencial de Ultrón y Thanos. Por tanto, correcta la apuesta por Malekith aunque este elfo milenario quizá debería haber asistido a alguna de las clases magistrales de Loki. Pero obviamente no pudo presenciarlo porque se encontraba en un proceso de aletargamiento y consciencia suspendida para poder soportar el paso del tiempo.

La cinta tiene una conclusión potente pero la premisa final nos deja con muchas dudas. Quizá podamos hablar sobre ello en el apartado de comentarios. Veremos a Thor en Los Vengadores y, a buen seguro, habrá un tercer film del personaje en solitario pero ¿qué podemos esperar de Odín en el futuro?. Anthony Hopkins dignifica con su prestancia la solemnidad del "padre de todos" pero, en ocasiones, su enorme sabiduría no le confiere la agudeza suficiente para ver lo que se mueve frente a él.

Incluso con situaciones no siempre asumibles, esta nueva entrega de Thor justifica el precio de la entrada puesto que nos coloca ante un espectáculo de gran poder visual y de enormes repercusiones cósmicas. La cinta tiene un buen ritmo y asegura entretenimiento y diversión desde una propuesta de cambios de escenarios constantes. Los mundos que une el árbol de la vida de Yggdrasil presentan muchos contrastes y la película consigue reflejarlos sin desconcertar al espectador.

Todo parece indicar que estamos volviendo a subir por la ladera de una cumbre. Thor: el Mundo Oscuro nos aleja del campamento base en el que se encuentra Iron Man 3. Ahora seguiremos ascendiendo para quedarnos al borde la cima en Capitán América: el Soldado de Invierno. Le tocará a Joss Whedon dirigir la maniobra de asalto al pico. Y Marvel Studios considera que es el hombre más indicado para conseguir la segunda coronación en la cúspide del éxito.