14 de novembre del 2022

No Toquéis la Pasta (Touchez pas au Grisbi, 1954)


Un artículo de Juan Pais

Es una desgracia que Jacques Becker se fuera pronto; además, en el punto más álgido de su creatividad. Nos quedan, eso sí, las películas de Becker, pero lamentamos la falta de las que pudo haber rodado, películas en las que habría implementado los celebrados rasgos de su cine, como el enfoque humanista y el tratamiento lírico del realismo.

Becker absorbió el humanismo y la poesía de Jean Renoir, del que fue asistente de dirección y con el que congenió por el amor de ambos al joie de vivre. Al morir, en 1960, con 53 años y 13 películas, Becker legó una obra diversa pero compacta que influyó enormemente en los cineastas de la Nouvelle Vague, especialmente François Truffaut. Considerado un eslabón — no perdido, su trabajo fue muy reconocido siempre — entre clasicismo y modernidad, Jacques Becker ocupa un puesto preminente en la historia del cine.

Una de sus películas más prestigiosas es No Toquéis la Pasta, aunque muchos consideran superiores Paris, Bajos Fondos (Casque d'Or, 1952) y La Evasión (Le Trou, 1960). Sin embargo, esta historia de lealtad y traición en el mundo gansteril es un buen ejemplo del cine de Becker.

No Toquéis la Pasta es una película nocturna. Casi toda se desarrolla en ambientes frívolos de la noche parisina — en Montmartre, concretamente —, donde los hampones disfrutan felices de sus juergas regadas por champán contemplando los números picantes de las bailarinas de los cabarets. El protagonista es Max, veterano gánster, que al inicio de la película se encuentra celebrando el éxito de un reciente golpe. Max es un hombre respetado en su entorno, incluso querido, puesto que bajo su apariencia de hombre duro y su laconismo los que lo conocen saben de su bonhomía. En distintos momentos le vemos pagar deudas de amigos o dejarles dinero. Es el rey de la noche, con una popularidad muy cimentada.


Jean Gabin interpreta a este personaje con su habitual templanza. Gabin era uno de esos actores carismáticos que hacen suyo el personaje en lugar de desaparecer engullido por él. El Max al que da vida ya se ve mayor - aunque en realidad Gabin solo tenía 50 años cuando rodó la película - y se siente cansado de la violencia y la vida nocturna. Tan elegante y mundano como reflexivo y astuto, su lucidez le hace darse cuenta de que ha llegado la hora del retiro. Gabin estaba en horas bajas cuando rodó No Toquéis la Pasta. El éxito de esta película orientó su carrera hacia el cine policiaco, habiendo aún de rodar El Clan de los Sicilianos (Le Clan des Siciliens, 1969), Dos Hombres en la Ciudad (Deux hommes dans la ville, 1973) y sus películas como el comisario Maigret.

Cuando comienza No Toquéis la Pasta, la banda de Max acaba de robar un cargamento de oro en el aeropuerto de Orly. El golpe ha sido un éxito, pero Angelo, otro hampón, codicia el botín, del que se entera por el chivatazo que le da Josy, una corista relacionada con el amigo de Max, Ritón. Es por ello que Angelo decide secuestrar a Ritón, para que Max le entregue el oro como rescate. Este es a grandes rasgos el argumento de No Toquéis la Pasta, el cual se desarrolla en apenas un par de días.

No Toquéis la Pasta aborda especialmente la amistad entre Max y Ritón. El primero, fuerte y asertivo, siente una especie de instinto protector hacia el segundo, más torpe e ingenuo. Para Max, la lealtad es un valor fundamental. No teniendo la cobertura de la legalidad, considera que los negocios del hampa deben sostenerse en la honorabilidad. Aunque sufre el desencanto inevitable que proporciona la experiencia, Max cree que puede haber honor entre ladrones.

Una estupenda escena describe precisamente la relación entre Max y Ritón. Sospechando de Angelo, Max lleva a su amigo a un apartamento que no suele utilizar. Allí, además de tratar de abrirle los ojos respecto a su ingenuidad, le ofrece una cena consistente en paté y vino, además de proporcionarle un pijama y un cepillo con dentífrico. Incluso durante el sueño de Ritón le arropa y comprueba que esté dormido. A pesar de su condición de hombre duro, Max siente ternura por Ritón. Es razonable que se considere la existencia de una tensión homosexual entre ambos personajes, como también lo es el entender que Becker pretendiera con esta escena subrayar su amistad. Cada espectador puede interpretar una película como crea conveniente: tan válida es la intención del autor como la exégesis del espectador.


El mundo de No Toquéis la Pasta es un mundo de hombres. Las mujeres están en segundo plano: su papel es el de estar bonitas y acompañar a los gánsteres, los cuales suelen declararse cansados de ellas e incluso las consideran fuentes de problemas, como sucede con la situación triangular entre Ritón, Angelo y Josy — corista a la que interpreta una bisoña Jeanne Moreau —. El interés de ellos es únicamente sexual. Los personajes femeninos son principalmente coristas o prostitutas. Puede pensarse que No Toquéis la Pasta es una película misógina, pero hay que tener en cuenta la pretensión realista y descriptiva de Becker sobre la vida del hampa, un ámbito muy machista.

Esa cualidad observadora de Becker es fundamental a la hora de reflejar una atmósfera. No se trata de que la ambientación sea un simple paisaje al fondo. En las películas de Becker el entorno tiene una entidad propia que condiciona a los personajes, y estos se integran en él formando un todo. Debido a esa voluntad descriptiva, No Toquéis la Pasta se toma su tiempo. Cuarenta minutos dura la primera secuencia, que se extiende desde la cena inicial para celebrar el golpe de Orly hasta la escena del apartamento secreto, pasando por una velada en la sala de fiestas donde Max se encuentra con Angelo y sus hombres. El tempo en que se desarrolla la película es lento, algo necesario para captar todos los matices de la película.

Como en toda película negra, la violencia es inevitable. A los gánsteres les gusta ir bien acicalados, pero a veces deben remangarse. El enfrentamiento entre los hombres de Max y los de Angelo tiene lugar en una apartada carretera a las afueras, cuando ha de producirse el canje entre Ritón y el oro de Orly. Es una representación del conflicto entre los viejos gánsteres, de rígida ética, y su relevo generacional, meros matones sin principios.

No Toquéis la Pasta constituyó un referente para el posterior polar francés, inspirado en el cine negro norteamericano. El polar se caracteriza por la profundidad psicológica de los personajes y una ambigüedad moral que sortea el maniqueísmo, con una equiparación entre delincuentes y policías — estos directamente no aparecen en No Toquéis la Pasta —. En el polar el fatalismo es una constante, así que como aún estaba por llegar, en No Toquéis la Pasta Jean Gabin puede pensar en un confortable y tranquilo futuro cenando con su guapa acompañante mientras suena una canción en el jukebox de su restaurante favorito.