5 de febrer del 2019

The Old Man & the Gun (2018)



A comienzos de la década de 1980, nadie repara en Forrest Tucker, un anciano sonriente que se pasea por los bancos de Texas y trata con amabilidad al personal. Lo que pocos sospechan es que Tucker es un atracador minucioso, capaz de robar un banco y darse a la fuga sin disparar una sola bala. Un día, un ambicioso inspector de la policía local se ve involucrado en uno de los secuestros y decide empezar a investigar el caso. 

David Lowery pertenece a la misma generación que Jeff Nichols y Jeremy Saulnier, la de un reducido grupo de jóvenes directores independientes que escriben y dirigen sus propias historias ambientadas en el mundo rural de Estados Unidos y las contradicciones que lo pueblan. Lowery estrenó su primer largometraje en 2013, la historia de amor En un Lugar sin Ley (Ain't Them Bodies Saints), en el que conoció a su actor fetiche, el versátil Casey Affleck. En 2016 dirigió para Disney la nueva versión de Peter y el Dragón (Pete's Dragon), en la que contó con Robert Redford, y en 2017 volvió al circuito independiente con el éxito de la dura A Ghost Story. A finales de 2018 estrenó la película que hoy nos ocupa, la cual se basa en una oleada de atracos reales y supone la despedida de la interpretación de Redford, quien también produce la película. 


The Old Man and the Gun es una película sencilla, pequeña y modesta, pero no desdeñable, más bien lo contrario. Recurre a un estilo de dirección clásico, sin grandes artificios, con una marcada influencia del cine de Clint Eastwood y del propio Redford, y narra una historia agridulce, la de un ladrón de guante blanco con sus contradicciones y virtudes, un ser humano. Para retratar a este personaje, que al comienzo del filme resulta bastante enigmático, la película se nutre de los puntos de vista de aquellos que trataron con él, ya fueran su amante, sus compañeros de fechorías, su hija o el policía que intentó capturarlo. Las persecuciones se alternan con escenas más calmadas que, poco a poco, van desvelando los demonios que pueblan la vida de este truhan y el resultado es una película breve, simpática y de regusto clásico. 

Junto a la puesta escena de comienzos de los años ochenta, el reparto es, sin duda, uno de los grandes atractivos de este filme. Lo encabeza una recuperada Sissy Spacek, aportan su granito de arena los veteranos Danny Glover y Tom Waits y una de las actrices del momento, Elizabeth Moss. Además, Lowery vuelve a contar con su estimado Casey Affleck, que ayuda al espectador a descubrir qué motivaba a Forrest Tucker. Todos ellos quedan en segundo plano frente al protagonista, a quien da vida Robert Redford. Este actor clásico utiliza su carisma y años de experiencia para construir un personaje misterioso y contradictorio, caballeroso y digno, a la vez que rinde homenaje a algunas de sus películas más queridas, caso de La Jauría Humana (The Chase, 1966) y El Golpe (The Sting, 1973). 


Puede que The Old Man and the Gun, como la película modesta que es, no triunfe en taquilla ni en la temporada de premios, si bien recupera las formas del cine al que Redford, un verdadero clásico, dice adiós. Al mismo tiempo, supone una estimable adición a la interesante carrera del director David Lowery.