10 de juliol del 2018

Le Grand Colbert en Cuando Menos te lo Esperas (Something's Gotta Give, 2003)


El productor discográfico Harry Sanborn (Jack Nicholson) está viviendo una auténtica crisis existencial. Habiendo sido un avezado conquistador de jovencitas, parece haber mutado en sus intereses tras sufrir un infarto agudo de miocardio. Su forzada proximidad con la madre de su última conquista parece que va hacer temblar sus más profundas convicciones amatorias.

No es de extrañar que Sanborn encuentre el interés en la brillante dramaturga Erica Barry (Diane Keaton). Durante su recuperación en la casa que ésta tiene en los Hamptons (Nueva York), Harry descubrirá que existen otros valores y cualidades que ahora aprecia con más fuerza dado que su sensibilidad y emotividad han aumentado debido al infarto.

Estamos ante el encuentro de dos magníficos intérpretes en el marco de una película especialmente escrita para ellos. El film en cuestión es Cuando Menos te lo Esperas (Something's Gotta Give, 2003). Se trata de una comedia romántica que, poco a poco, se va convirtiendo en un melodrama del que surge la problemática derivada del amor en la madurez y la escapada que deriva hacia la formación de parejas con una gran diferencia de años. En esta ocasión, se nos plantea una situación dual, puesto que ambos protagonistas han conocido o conocerán las presuntas ventajas de una relación con personas más jóvenes.

En última instancia, la guionista y directora Nancy Meyers cae en la solución fácil pero la conclusión está narrada con tanta elegancia y encanto que acaba encandilando igualmente. Dejar de lado la complejidad es algo que resulta incluso bienvenido dado el género e intenciones de la película. Destacar que el reparto se completa con grandes nombres como Frances McDormand, Keanu Reeves, Amanda Peet y Jon Favreau. Incluso tenemos una presencia breve de un icono de la televisión de los 70. Nos referimos al mismísimo Starsky, Paul Michael Glaser, quien da vida al ex-marido de Erica.

En la parte final de la película, Marin (Amanda Peet) informa a Harry que su madre ha viajado a París para celebrar su reciente éxito teatral, precisamente basado en su experiencia en los Hamptons con Sanborn. Tras haber tratado de encontrar la paz interior charlando con una buena parte de sus ex-parejas, Harry necesita ver nuevamente a Erica para cerrar su análisis interno. Así pues, se desplaza a la capital francesa, encontrando a la dramaturga en su restaurante preferido de la ciudad de las luces: Le Grand Colbert.


El restaurante Le Grand Colbert acumula una larga historia repleta de cambios y vicisitudes. Situado en el barrio del Palais Royal, próximo al Louvre, Tuileries y Vendome, el restaurante goza de una ubicación extraordinaria para seguir siendo una referencia dentro de la alta cocina francesa en la capital. A su alrededor, se encuentran grandes equipamientos culturales e históricos pero también de negocios, puesto que la bolsa parisina se encuentra a unos pocos pasos.

Pero no siempre estuvo destinado a satisfacer el apetito gastronómico del ocupante. Desde su construcción (1637) hasta 1806 fue una mansión privada que tuvo como propietarios a notables como Jean-Baptiste Colbert, Primer Ministro del Rey Luis XIV, y Phillippe d'Orléans, regente de Francia entre 1715 y 1723. A principios del siglo XIX, la mansión fue reconvertida en galería de arte y así permaneció hasta 1900, cuando formalmente fue inaugurada como restaurante.

Desde entonces, investido como uno de los referentes culinarios parisinos, Le Grand Colbert ha conquistado a toda clase de paladares. A partir de la renovación de 1985, el local ha mantenido la esencia incorporando novedades en su modelo de carta y abriéndose hacia un espectro de público cosmopolita y diverso. Ahora, es un enclave en el que convive una audiencia heterogénea, desde estrellas de la música y el cine hasta turistas y espontáneos. Su cocina sigue siendo un fiel reflejo de la tradición francesa aunque siempre con el añadido de algún toque exótico para definir el sabor Colbert.



En 2002, se rodó allí la entrañable secuencia de reencuentro entre los personajes de Diane Keaton y Jack Nicholson. Keanu Reeves también estuvo allí puesto que en el guión debía sorprender al protagonista revelando su relación con Erica. Actualmente, el espacio en el que se rodó se mantiene exactamente igual y son muchos los clientes que aprovechan la ocasión para inmortalizarse en el mismo lugar que ocuparon esos grandes astros del cine.