9 de gener del 2014

The Walking Dead season 4: balance a mitad de temporada


   El final de la cuarta temporada ha llegado. Muchas son las respuestas que nos han dado después de esta primera tanda de ocho capítulos.
   La aparente e irreal sensación de vuelta a la vida normal que nuestro grupo había experimentado en la prisión se ha desvanecido, volviendo cada uno de sus miembros a correr suertes muy distintas. Mientras unos han podido escapar (como hemos visto con Rick y su hijo, Carl), otros ya no volverán a aparecer.
   Este es el caso del anciano Hershel. El “abuelo” y voz de la conciencia del grupo muere a manos del Gobernador, como no podía ser de otra manera. El enemigo por excelencia de Rick y de los demás no deja de comportarse de manera cruel e injusta hasta su último aliento. No tiene límites, no hay nadie que le plante suficiente cara y no tiene nada que perder, puesto que ya perdió a su mujer y a su hija tiempo atrás a manos de los caminantes.
   Aún así, es un personaje que ha dado mucho juego a la trama en general. Es el villano por excelencia: despiadado, sádico y, al mismo tiempo, con un halo de bondad que engaña a los que tiene al lado. De ahí su fuerza devastadora. El Gobernador ha hecho mucho daño pero ha dado un ritmo más que interesante a la serie. Este personaje malvado nos ha hecho identificar más si cabe con Rick y los demás; ha permitido que nos demos cuenta de que, aún en tiempos apocalípticos como son los que están viviendo a raíz de la epidemia zombie, también quedan personas buenas, comprensivas, capaces de volver a “formar” una sociedad que les mantenga unidos y les haga posible sobrevivir intentando encontrar un poco de la vida de antes en todo ello. Veremos si, como en el cómic original, la figura del Gobernador ha llegado a su fin porque, como en todo, otros nuevos villanos están por llegar.
   
Esta cuarta temporada, por otra parte, no me ha defraudado en absoluto. Siguiendo bastante fiel a su origen en formato papel, “The Walking Dead” mantiene el tono de historia triste y angustiante que podemos seguir gracias a los personajes que salen en ella, tanto los principales como los que no lo son tanto. 
   He visto reflejada, en estos capítulos, una sobriedad y un crecimiento maduro de sus protagonistas que no tenía muy claro al principio si sabrían trasladarlo en pantalla. Todos los personajes han pasado (y pasarán los que hayan sobrevivido al ataque del Gobernador y de su grupo) por un crecimiento interior fuera de toda previsión al inicio del cómic (o de la serie, en este caso) que les ha hecho mucho más adultos. Su toma de decisiones, sus prioridades, han tenido que cambiar a la fuerza ante la situación dantesca que están viviendo y, esta madurez, ha quedado sobradamente reflejada en esta temporada.
   Hay quien se ha quejado de que ha habido capítulos muy aburridos, lentos, sin emoción… y, desde aquí, reivindico que no estoy nada de acuerdo con tales puntos de vista (aunque los respeto) porque precisamente este “no pasa nada” era un preludio de lo que iba a venir a continuación: un cambio  radical en cuanto a dramatismo y crueldad.
   Kirkman siempre ha dicho que, en sus cómics, el factor sorpresa tenía que ser una constante que no iba a faltar nunca y que ninguno de sus personajes era imprescindible. Quería plasmar una evolución de la historia lo más ajustada posible a si hubiera sido real, en la que nadie tiene un guión donde se le diga hasta dónde va a vivir.
   En esta temporada, pues, lo he visto sobradamente reflejado. Los personajes necesitaban de algunos capítulos para situarse dentro de la historia que les confiriera de un realismo real, válgase la redundancia. No hubiera sido creíble (que es como Kirkman ha reflejado y defendido siempre en el cómic) que, capítulo tras capítulo, hubiera habido siempre matanzas, desapariciones de personajes principales, complots… Todo lo que ha acabado pasando ha sido fruto de una gestación larga y bien pensada que ha hecho que el resultado final haya sido impactante y sumamente creíble. Es decir, se necesitaba un poco de “ponernos a los espectadores” en situación para que este impacto nos calara lo más hondo posible.  Ha sido fantástico ver cómo la aparente situación idílica en la prisión ha explotado por los aires y ha deshecho sin compasión todo aquello por lo que Rick y los demás han estado luchando durante meses, muy comparable a la calma que precede a la tormenta.

  
Personalmente, echaré mucho de menos a Hershel aun cuando no siempre compartiera sus decisiones o planteamientos. Pero era la voz anciana del grupo, la de la sabiduría y la de la coherencia, siempre regida por los valores del respeto, de la comprensión y del diálogo.
   No sabemos muy bien qué ha pasado con los demás: Carol (dónde debe estar), Maggie y su hermana, los que han podido subir al autobús y marchar, Daryl, Tyrese... y los niños… ¿qué habrá pasado con ellos?. Y con Judith, ¿qué habrá sucedido?. Este punto es bien diferente del cómic porque el grupo de niños no existe (ahí va toda una innovación en esta fantástica serie) y la hija pequeña de Rick muere junto con su madre en el ataque del Gobernador y de su grupo a la prisión (argumento muy diferente a como se desarrolla en la serie) y no, se supone, en la sillita de bebé ensangrentada donde estaba sentada en el momento del ataque (que es como se la encuentran Carl y su padre, deduciendo así su muerte ya que el cuerpo no está). Así pues… ¿han muerto los niños que no han podido subir al autobús? O, por el contrario, ¿habrán podido coger los mayores a Judith y se habrán refugiado en alguna celda de la prisión? Solo lo sabremos cuando empiece la nueva tanda de capítulos, prevista para febrero.
   Cada vez me reafirmo más en mi opinión de que, el formato televisivo, es una excelente versión del formato en papel de esta maravillosa serie que, mientras dure, tendrán en una servidora a una fiel seguidora.
   Ya estoy deseando ver cómo ha acabado todo después del ataque y si, tal como me temo, nos daremos cuenta de que ha habido más muertes de personajes importantes de las que creemos en realidad.
   ¿Qué harás ahora sin tu grupo, Rick?