3 de febrer del 2012

Spartacus Vengeance no puede ser analizada a la ligera


Hay que estar atentos a lo que los "autoproclamados gurús" de los medios afirman en sus crónicas. Porque, en muchas ocasiones, amparados por una especie de pseudoinvulnerabilidad que ellos mismos se han adjudicado, pueden meter la pata hasta el fondo.

Este es el caso de Toni de la Torre, un documentado seriéfilo con una indudable capacidad profesional. Pero esa categorización no le libra de la crítica y mucho menos cuando se ha atrevido a decir que la serie Spartacus ya no tiene más que ofrecer y, por consiguiente, insisten aún más en su apuesta por la sangre, la violencia descarnada, el sexo, y la vileza de la mayor parte de los personajes. Pues bien, tras ver el primer capítulo de Spartacus Vengeance, me invadieron unas ansias irrefrenables de réplica. Y este es el alegato que paso a exponer:

La serie creada y dirigida por Steven S. De Knight no sólo no está agotada sino que, probablemente, se encuentre en su etapa creativa más interesante. Y lo es por razones puramente objetivas. Quien conozca algo de la historia de Roma sabrá que lo que está por venir es el inicio de una rebelión a gran escala que puso a la República contra las cuerdas durante dos años.

La serie tiene un ADN definido y es consciente que la contundencia es su punto fuerte pero eso no excluye que siga incorporando numerosos elementos narrativos que mantienen su interés en rangos elevadísimos. Hay buenas dinámicas entre personajes, claros conflictos entre ellos, y además aún quedan por aparecer algunos "viejos conocidos" que contribuirán muy positivamente en el mantenimiento de la tensión dramática.

Creo que el uso del maniqueísmo visceral sigue siendo uno de los grandes aciertos de la serie. No resulta difícil ponerse en la piel de Espartaco cuando manifiesta su sed de venganza al atacar al cruel e impío Cayo Glabro. Y lo mismo vale para Crixo e incluso para Doctore. Los espectadores que seguimos Spartacus queremos eso, nos interesa especialmente una propuesta que se diferencia del resto por su capacidad para exhortar la parte más salvaje del espíritu humano. Yasmina Reza definió ese sentimiento ancestral dándole el nombre del "Dios Salvaje" que sigue anidando en el interior de cada uno de nosotros. Y, al ver como los mandobles de espadas cercenan a todo aquél que se pone por delante, encontramos una posibilidad de catarsis que difícilmente puede hallarse en otros proyectos.

Esta serie es lo que es. Ámala o déjala pero nunca te atrevas a criticarla desde un punto de vista restringido o recatado. Eso aquí no sirve para nada.

Y decir que la violencia ha aumentado su crudeza pero ha restado su visceralidad... me parece una apreciación inexacta y también pretenciosa. Resulta curioso comprobar que, incluso en la época actual, con el conocimiento cada vez más al alcance de todos, algunos quieren seguir demostrando que son capaces de ver más que el resto.

Por todo lo expuesto, no encuentro justificación alguna a ninguno de los comentarios que Toni de la Torre ha realizado sobre Spartacus Vengeance. Aunque, a veces, las cosas no por estar más claras acaban siendo más entendibles.