2 de febrer del 2010

They Call the Wind Mariah...



En 1969 se estrenó La Leyenda de la Ciudad sin Nombre. En una época en que el musical había entrado en crisis debido a que no conectaba con las nuevas generaciones, se consideró que el proyecto estaba fuera de tiempo. Sin embargo, Paramount Pictures decidió poner 20 millones de dólares del momento para adaptar una obra teatral que en Broadway había cosechado un gran éxito.

Los autores de la obra, Alan Jay Lerner y André Previn, se implicaron a fondo en la adaptación siendo el productor del film el primero de ellos. Aún así, se consideró que había que introducir algunos cambios de los cuales se encargó el también dramaturgo Paddy Chayefsky. Joshua Logan, que había sido responsable de varios musicales a lo largo de su carrera, fue elegido para el puesto de director.

El resultado es un western musical interesante ambientado en 1848 durante la Fiebre del Oro de California. Narra las vicisitudes de una caravana de buscadores que, por el azar del cruel destino, descubren un yacimiento de oro después de la muerte en accidente de uno de los mineros cuando su carreta se desploma por una pendiente. El experimentado Ben Rumson (Lee Marvin) se asocia con el hermano del difunto, al que llama simplemente "socio" (Clint Eastwood) y, junto al resto de la caravana, son responsables de la fundación de una ciudad minera sin nombre que, con el paso del tiempo, se va convirtiendo en un antro de juego, prostitución, y codicia. La aparición de un matrimonio mormón del que forma parte Elizabeth Woodling (Jean Seberg) cambiará el panorama de vida de Ben y su socio para siempre.

Esta película no tuvo demasiado éxito en su momento por las razones que he explicado antes pero creo que se trata de una de aquellas cintas que gana con el tiempo. Creo que se revaloriza por las interpretaciones de Marvin y Eastwood, las situaciones cómicas, los escenarios naturales, y algunas canciones brillantes. Es evidente que piezas como Paint your Wagon o Wand'rin' Star son magníficas pero mi preferida es, sin duda alguna, They Call the Wind Mariah. Harve Presnell canta una magnífica balada, con una voz espléndida, que recuerda al Howard Keel de los buenos tiempos.



El film se rodó en las cercanías de Baker City (Oregon), Big Bear Lake y San Bernardino National Forest (California). Todos los actores excepto Jean Seberg cantaron sus canciones. Tenemos la oportunidad de presenciar una de las primeras incursiones de Eastwood en el mundo de la música y también la inconfundible voz ronca de Lee Marvin, que destaca especialmente en Wand'rin' Star. Sin embargo, la cinta presentaba importantes retos de rodaje y Joshua Logan se caracterizó por imprimir un ritmo lento de filmación que llegaba a desesperar a Eastwood. Muchas veces el gran Clint ha afirmado que ganó interés para convertirse en director cuando vió como muchos realizadores perdían un tiempo exagerado a la hora de rodar. Y la verdad es que lo cumplió porque ya, desde su primer trabajo tras la cámara en Escalofrío en la Noche (Play Misty for Me, 1971), se caracterizó por un estilo de rodaje intenso y rápido, con pocas tomas, y buscando la máxima eficiencia de los actores. Un reflejo de lo que fue la técnica de su gran maestro: Don Siegel.