16 de maig del 2017

Goofy Gymnastics (1949)



Un artículo de Francesc Marí.

Goofy es un hombre agotado, regresa del trabajo derrotado, exhausto, sin ganas de nada, hasta que en un anuncio de una revista descubre algo que lo anima a ponerse en marcha, un paquete de aparatos de gimnasia con audio-guía incluida. Sin dudarlo hace el encargo por correo y, en un santiamén, su apartamento se ha convertido en un pequeño gimnasio. Como siempre, Goofy se enfrentará sin miedo ni reparo a todos los cacharros y respectivos ejercicios, como el levantamiento de pesas, la barra horizontal, las gomas elásticas, las anillas, y todo un amplio surtido de aparatos de gimnasio.


Sin temor alguno a las más que posibles y desastrosas consecuencias, que van desde perder los puntos de mono de ejercicio, a caer de más de cuatro pisos, pasando a ser lanzado cual proyectil humano o golpeado por una dama ofendida.

Aunque de una forma muy primigenia, esta es la primera aparición de Goofy como modelo del hombre medio estadounidense. Aun guardando ciertos elementos, como el sombrerito y los prominentes dientes separados, descubrimos a ese hombre trabajador que llega a casa agotado por las largas horas en la oficina y que, en este caso, además de buscar un hobby, busca la manera de fortalecer su cuerpo entumecido.


Por otro lado, algo que sucede durante el cortometraje, de forma expresa o no, es que en diversas ocasiones Goofy pierde las orejas que, durante los años cincuenta, desaparecían en diversas ocasiones en pos de hacer el personaje más humano.

En este sentido, Goofy Gymnastics se convierte en el nexo del Goofy más clásico y el moderno, ya que en él vemos elementos de ambos mundos, marcando el fin de una época y el principio de otra.


Director: Jack Kinney. 
Guión: Dick Kinney. 
Música: Oliver Wallace. 
Animadores: Edwin Aardal, Merle Cox, Dan MacManus, Wolfgang Reitherman, John Sibley, Al Zinnen. 
Productor: Walt Disney. 
Intérpretes: Pinto Colvig (Goofy), John McLeish (Narrador).

Estreno: 23-IX-1949.