6 d’agost del 2013

¿Existe esperanza frente a los Z? Brad Pitt trata de encontrarla...

Con el siguiente artículo, Eva Buendía resume sus impresiones sobre Guerra Mundial Z y la pone en contexto efectuando también comparaciones con aportaciones recientes al subgénero zombie. ¿Estáis preparados para el apocalipsis?



Mi impresión mientras estaba viendo en la sala de cine esta película ha sido la de sentirme muy pequeña ante semejantes escenas sobrecogedoras e impactantes de esta historia apocalíptica, en la que la raza humana corre peligro de ser exterminada en cuestión de meses a partir de la mutación de un virus que convive con nosotros desde el principio de nuestra historia, la rabia.

“World War Z” capta la atención del espectador desde un principio, con un Brad Pitt cada vez más serio y profesional en sus interpretaciones. Su personaje, Gerry Lane, sorprende grata y misteriosamente porque el espectador ignora cuál es su profesión en realidad, aun cuando salta a la vista que su pasado ha estado relacionado con el Gobierno y con operaciones especiales. Lane y su familia deberán escapar de la ciudad de Philadelphia cuando la pandemia, que lleva meses creciendo sin parar de personas que son atacadas por una mutación del virus de la rabia, obliga a los supervivientes a un gran éxodo a nivel mundial para salvar la vida. Pronto será llamado por sus antiguos colegas de la ONU quienes, a cambio de proteger a su familia, le piden que les ayude a ir al origen del virus, supuestamente localizado en Corea del Sur, para intentar encontrar el antídoto que frene a esta plaga del siglo XXI mortal y aterradora. Plaga de la que, en varios momentos de la proyección, se insinúa veladamente que los gobiernos están en realidad utilizándola convenientemente para así poder tener una arma biológica humana letal. Las insinuaciones constantes hacia una más que posible conspiración política por parte de algunos países se ve confirmada en la aparición breve pero estelar del actor David Morse, que interpreta a un enigmático ex-agente de la CIA, conocedor de que ha habido mucho más de lo que se puede ver en un principio...

Lane, junto con un reducido grupo de militares, va en busca de la vacuna pero, al llegar al lugar en que suponen que empezó todo, se dan cuenta de que no va a ser tan fácil como se preveía en un principio, lo que hará que su itinerario se amplíe a Jerusalén y Cardiff, con la consiguiente amenaza de exponerse a los zombies de manera constante y con la posibilidad de fracasar en su objetivo y condenar, irremediablemente, a la raza humana a su más completa exterminación. Solo queda, al parecer, probar con un antídoto... inverosímil en otras circunstancias...



Desde la primera escena hasta su término, la cinta es un surtido de imágenes que no dejan de sobresaltarnos. Es aquí cuando uno se siente pequeño ante semejantes imágenes... toda esa horda de zombies, que no dejan de ser personas afectadas por un nuevo virus de la rabia que las anula como seres humanos y que tanto recuerda a una avalancha que se te viene encima y que sabes que no la vas a poder evitar de ninguna manera. Este es uno de los factores que más destacaría de esta película ya que es increíble la sensación que se apodera de ti en la sala de cine... el de conseguir que la persona que está viéndola se sienta implicada en todo momento.

Las escenas dantescas (no tienen otro adjetivo que las defina, son apabullantes) de los infectados actuando como una gran plaga que arrasa con todo lo que encuentra por delante, son sinónimo de una nueva especie mal derivada de una ya existente, la humana, capaz por lo tanto de saber organizarse y actuar conjuntamente para conseguir atacar los objetivos vivos hasta el punto de organizarse magistralmente para formar torres con sus propios cuerpos y así poder subir a alturas imposibles, derribando muros si hace falta. Ya estas escenas dejan al espectador sorprendido al máximo.

La película de Marc Forster se ha topado con no pocos problemas a la hora de poder ver la luz: un presupuesto descontrolado de los 125 millones iniciales que tenía asignados; retraso en su estreno al coincidir en la fecha inicial (diciembre de 2012) con “El Hobbit”; problemas con la Unidad Antiterrorista de Hungría, la cual requisó 500 armas del rodaje ya que estipuló que no tenían el permiso adecuado para utilizarlas en sus calles; prohibición a Marc Forster de  que pudiera rodar con el mismo equipo de “Quantum of Solace”, lo que originó serios problemas con los productores incluyendo al propio Pitt; dudas a 3 semanas de empezar el rodaje de cómo iba a ser el comportamiento de los zombies; polémica por ser radicalmente opuesta, dicen, al libro de Max Brooks; cambio de final a última hora ante la discrepancia de los Test-Screening; problemas de veto en China, ya que en el libro es donde se encuentra al “paciente cero” y, para evitarlo, lo situaron finalmente en Corea del Sur. Y también problemas con los seguidores del libro ya que, para abarcar mayor público, su clasificación está muy por debajo de la que realmente se necesitaría si se hubieran adaptado (y no eliminándolas, como decidieron finalmente) las partes más violentas, y esclarecedoras de la historia.  


Llegados a este punto, creo que es necesario hacer dos comparaciones obligadas; la primera con la película “I Am Legend” (2007) y la siguiente con mi idolatrada serie “The Walking Dead” (cuyo inicio fue en 2010).

Con “I Am Legend” comparte cómo ha sido planteada la historia de una transmutación genética humana en cuestión de solo 12 segundos a partir del momento del contagio. En la película que protagoniza Will Smith, la nueva especie asesina también es capaz de organizarse y de pensar para conseguir un objetivo común, con escenas generales que ilustran sobre cuál es la situación a nivel mundial. En cambio, con la serie de la AMC, esta tesitura cambia radicalmente: en ella la acción solo es reflejada desde un grupo de personas muy reducido con los que vamos compartiendo sufrimiento por su constante supervivencia sin llegar a saber nunca si lo que pasa en sus tierras sucede también a nivel general. En ella, además, el contagio es más lento y las escenas con los zombies (pese a ser más viscerales e ilustrativas) son mucho más personales e íntimas que en la película de Pitt. La secuenciación, siguiendo un orden muy ajustado y con dosis justas de zombies que van  apareciendo, no es compartida en absoluto ya que en “World War Z” el enfoque es mucho más apocalíptico desde un primer momento.

Basada en el libro “World War Z: An Oral History of the Zombie War” de Max Brooks, la historia original (desarrollada a lo largo de una trilogía) relata una ficticia guerra mundial contra los infectados por una nueva mutación del virus de la rabia y continúa con la temática del primer libro del autor, “Zombie: Guía de Supervivencia”, donde se imita a los manuales de supervivencia para situaciones peligrosas basándose en una historia inventada a tal efecto. El libro original, sobre el que se ha adaptado el guión de la cinta, se presenta como un conjunto de entrevistas a los supervivientes de la ficticia guerra, agrupadas en capítulos cronológicos, cada uno relativo a una gran época del conflicto (desde la aparición del “paciente cero” hasta el final de la guerra... ¡una década después!).

Si tiene éxito, “World War Z” (personalmente, espero que así sea) podría expandirse en dos nuevas películas en las que veríamos lo siguiente: la contraofensiva global llamada Batalla de Hope (simulada en el 2020), la marcha hasta Nueva York, donde los zombies serán limpiados totalmente de la ciudad (desde 2020 hasta 2023) y la erradicación absoluta de la plaga en sus orígenes en China (en 2025), con lo que la guerra se da por finalizada.

Realmente, se puede presentar un proyecto verdaderamente muy interesante si se sabe llevar a buen puerto...

Así pues, toda esta secuenciación cronológica de una batalla que se alarga una década, junto con el final abierto de la película, nos lleva a la lógica conclusión de que “World War Z” no ha hecho más que empezar y que en esta película estamos viendo solamente el preludio del desarrollo, faltándonos aún por ver las consecuencias que tendrá para el mundo esta mutación de la rabia cuando se consiga exterminarla tantos años después.

El libro se publicó en EEUU en 2006 en dos formatos: libro y audiolibro, versión abreviada que contó con las voces del propio Max Brooks, Alan Alda, Mark Hamill y John Turturro

Con “World War Z”, la ofensiva contra los zombies no ha hecho más que empezar. La humanidad aún tiene esperanza, posibilidades de sobrevivir como especie en general (a costa de muchos de los individuos que la forman) pero, como sentencia Gerry Lane en el final abierto que ya he mencionado antes... “este no es el final, es solo el principio”...

Ahí queda esa advertencia... veremos qué va sucediendo en los próximos años con esta fascinante historia centrada en un más que creíble posible exterminio de la raza humana a manos de uno de sus virus más antiguos.