11 d’agost del 2012

Prometheus: la pretenciosidad no enmascara el fracaso


Prometheus es un espectáculo vacuo, carente de alma y de fuerza narrativa. Su propuesta hace un flaco favor al género de la ciencia ficción e invita a pensar acerca de cómo un director que creó una obra maestra como Alien, puede perpetrar un film que le equipara a los realizadores más inexpertos e intrascendentes del cine actual.

La decepción es fuerte aunque esperada por los comentarios y reacciones que habían ido llegando en los últimos dos meses. Ridley Scott y sus guionistas elaboran una propuesta tramposa y zafia donde se abusa de la puesta en escena sin conseguir que los fuegos de artificio nublen la impresión de que estamos ante un film que no tiene propósito ni objetivo. Su carencia de conclusión argumental es la mayor de una gran lista de debilidades. Solo al inicio se atisban algunos de los rasgos que convirtieron al director británico en uno de los más solicitados a principios de los ochenta. Pero el guión es insustancial porque se plantea un reto ambicioso que nunca es capaz de desarrollar ni de concluir. Mostrar cual podría ser el origen de la vida biológica en el universo es un propósito tan enorme y exigente que excede la capacidad intelectual de Jon Spaiths y Damon Lindelof, autores del libreto.

En consecuencia, la película naufraga en su intento de trascender porque su argumento es superficial y carente de garra. Seguro que ellos creyeron en la bondad del proyecto y en su capacidad de conseguir una gran historia pero lo único que han logrado es demostrar su pretenciosidad y mediocridad.

Ridley Scott ha fracasado al crear un film de gran escala sobre una base muy débil y eso le descalifica enormemente como realizador. Revisando su trayectoria, comprobamos que dio lo mejor de sí mismo en sus inicios pero después empezó a caer en una especie de letargo creativo que solo nos ha permitido apreciar su notable técnica visual en pinceladas. Gladiator (2000) pareció ser el film que le iba a reflotar pero no lo consiguió del todo puesto que es un film con numerosos errores de planteamiento que afloran cada vez más con el paso del tiempo. Además, su propuesta de visualización de la violencia ha sido ampliamente superada y mejorada en años posteriores.

Un director que dispone de recursos tan grandes a su disposición, no puede seguir desaprovechándolos por esta especie de fiebre que le invadió al entrar en el siglo XXI y que le lleva a acometer un proyecto tras otro sin apenas tiempo entre ellos. Esa precipitación en la elección y desarrollo de sus trabajos está lastrando su trayectoria y, si fue capaz de crear una de las aventuras épicas más decepcionantes de los últimos años (Robin Hood), ahora consigue lo mismo en su regreso a la ciencia ficción.

Afirmo que, en mi opinión, Prometheus es una película innecesaria que generará alguna que otra secuela que no va a mejorar lo presente. En las notas de producción que ha distribuido 20th Century Fox, Scott declara que el film contiene amplias reflexiones sobre cuestiones existenciales. Pero, una vez vista la película, uno se plantea ¿ dónde está todo eso?

Lo que tenemos es una clásica historia de misión espacial fallida, con personajes que no tienen entidad ni desarrollo y que se engloban en un film que tiene más de rutinario que de creativo. Me es dificíl hablar de los personajes porque cosnidero que ninguno está a la altura de las circusntancias en cuanto a desarrollo se refiere, ni tan suquiera el androide David. Las interpretaciones de Fassbender, Rapace, y Theron son buenas pero no pueden hacer demasiado con unos papeles que no ofrecen material suficiente para el lucimiento.

Lo mejor del film es su diseño de producción, a cargo del siempre genial Arthur Max, y la visualización de los escenarios en el satélite LV-223. La factura técnica es impecable y, en ocasiones, maravillosa pero lo que le rodea está más cercano a subproductos como Event Horizon.

Podría decir más pero me niego. La indignación vence a la reflexión porque, además, creo que la cinta no merece un mayor análisis. Su destino deberá ser el de añadirse a una larga lista de proyectos esparanzadores que, en última instancia, demostraron no ser dignos de la expectación recibida.