31 de maig del 2012

La génesis de Batman Begins


Tras el varapalo creativo que supusieron las dos entregas de Batman firmadas por Joel Schumacher, se creyó que la franquicia del murciélago estaba herida de muerte y que Warner Brothers tardaría mucho en proponer un reinicio. La saga había tocado fondo debido a la apuesta colorista, circense, infantil y ultracomercial que Schumacher se encargó de ejecutar. El superhéroe de Gotham acabó convertido en un payaso de feria y la caracterización de sus enemigos provocó la vergüenza ajena de una audiencia que asistió incrédula a un espectáculo bochornoso.

Pero, afortunadamente, no pasó tanto tiempo hasta que la junta presidida por Barry Meyer decidió resucitar la franquicia y confiar la dirección a un realizador joven y prometedor que pudiera plasmar su propia visión sobre el personaje. A finales de 2002, se especuló mucho con el nombre de Darren Aronofsky, que por entonces era  un incipiente director independiente que había captado la atención de los grandes estudios gracias a la audacia creativa que había demostrado en películas como Pi (1998) y Réquiem por un Sueño (2000). Al parecer, Aronofsky mostró un gran interés por hacerse cargo del proyecto puesto que Batman le interesaba mucho como personaje. Sin embargo, los ejecutivos consideraron que necesitaban a alguien con algo más de experiencia y decidieron proponerle el reto a Christopher Nolan, al que conocían bien puesto que había dirigido Insomnio (2000) para el estudio de Burbank.

Nolan, deseoso de implicarse en un proyecto a gran escala que le permita progresar como director, acepta la misión de reiniciar y reinventar la franquicia. Tras asegurarse de que podrá plasmar su propia visión creativa, decide contratar a un guionista, experto en cómics, que le ayude a escribir el libreto. El elegido fue David S. Goyer, comic-book writer y también guionista de largometrajes.


Goyer iba a aportar lo mejor de los dos mundos: el conocimiento profundo del universo DC y de la mitología de Batman y también el criterio cinematográfico a la hora de escribir un guión para la gran pantalla. Con tal aportación, Nolan se creía capacitado para construir un argumento que trataría de mostrarnos al personaje y su universo de la forma más realista posible. Esta fue su premisa desde el principio y por ello sus películas sobre el murciélago han conseguido resaltar y trascender de una forma como nunca antes se había visto en el subgénero del cine de superhéroes.

Nolan y Goyer empezaron a trabajar en largas sesiones de "brainstorming" a partir de enero de 2003. El garaje-estudio, adyacente al domicilio del director en Los Angeles, se convirtió en el centro de operaciones de un proyecto que recibió el fake production title de "Intimidation Game". Todos los memorándums e informes que Nolan enviaba a Warner Brothers llevaban ese título y, de esta forma, pudieron burlar las filtraciones durante largo tiempo.

Goyer, por su parte, aportó un concepto clave: tratándose de un reboot había que hacer algo muy diferente y el tono general del film debía ser profundamente dramático, debía implicar al espectador con realismo y tensión narrativa desde el minuto uno. Por todo ello, tenían que centrarse en el origen del personaje y explicar lo que distingue la evolución de Bruce Wayne cuando abandona Gotham de joven y regresa, siete años después, dispuesto a convertirse en el oscuro defensor de la ciudad. Veríamos algo que no habían tratado las películas anteriores y profundizaríamos en una época que tampoco los cómics habían desarrollado en demasía. Goyer y Nolan creían que, en el origen de Batman, habían varios vacíos que podían ser aprovechados para crear una poderosa historia de iniciación. Así fue como convirtieron esa premisa en el argumento principal de Batman Begins.


Este proceso de simbiosis creativa continuó ampliándose con la inclusión del colaborador habitual de Nolan en el diseño de producción, Nathan Crowley, quien aportó también numerosas ideas que retroalimentaron el guión.      

Paralelamente, Nolan quería contratar al actor que encarnaría a Batman antes de finalizar el guión y lo tuvo fácil porque había un nombre que flotaba en su mente desde que se vinculó al proyecto: Christian Bale. De alguna manera, veía en su trabajo una intensidad emocional que necesitaba imperiosamente para el personaje. El actor británico, por su parte, estaba interesado en el papel desde que supo del interés de Aronofsky por dirigirlo y cuando el proyecto recayó en las manos de Chris Nolan, ardía en deseos de formar parte de ello. Desde sus primeras conversaciones, el realizador comprobó que Bale tenía la motivación y la disposición idónea y que aceptaría los retos técnicos que se le fueran planteando con los ojos cerrados. El actor tenía, además, un enfoque muy preciso sobre cómo quería afrontar la agresividad de un personaje dual. En algún momento, Bale llegó a afirmar lo siguiente: "Si no te transformas en una bestia cuando llevas el traje, nunca podrás acercarte a la esencia del caballero oscuro". David Goyer también creyó que se trataba de la mejor elección y declaró: "Hay varios actores que pueden interpretar fenomenalmente a Batman y los hay perfectos para encarnar a Bruce Wayne pero sólo Christian puede dar vida a los dos de forma convincente."

Pero fue una dura tarea la que le esperaba. Y su primer reto fue recuperar peso y fortalecerse físicamente tras haber finalizado el rodaje de The Machinist (2004) donde, por exigencias del guión, tuvo que mostrarse casi famélico. Pero su voluntad era firme y se sometió a un intenso régimen proteínico que, combinado con un programa de ejercicio físico continuado, le permitió recuperar y aumentar la masa muscular llegando a pesar cien kilos. Cuando Nolan le vio tuvo que pedirle que redujera un poco su peso para adquirir más agilidad.


En cuanto al resto del casting, el director dejó claro que deseaba un reparto de grandes nombres para reforzar la escala épica del film (algo que también propugnó Richard Donner en Superman). Así fue como trató de conseguir a los mejores intérpretes posibles para cada uno de los papeles principales. Y Warner Brothers le correspondió puesto que le otorgó un presupuesto suficiente para  que tuviera a Liam Neeson, Gary Oldman, Morgan Freeman, Michael Caine, Ken Watanabe, Katie Holmes, Rutger Hauer, Cillian Murphy, Tom Wilkinson, y Linus Roache en un mismo film.

Mientras escribían el guión y surgió la opción de incluir a Lucius Fox en la película, Goyer propuso a Morgan Freeman casi de inmediato. Necesitaban a un actor muy carismático que pudiera establecer un entendimiento tácito y profesional en las escenas con Christian Bale. No en vano, en Batman Begins, es Lucius Fox quien va proporcionando a Wayne el material necesario para que se convierta en el caballero de la noche. Por tanto, su inclusión refuerza el acercamiento al protagonista y, además, contribuye enormemente al asentamiento del tono realista del film.


Por el contrario, el mayordomo Alfred Pennyworth aporta la conexión emocional y asume el papel de figura paterna tras la muerte de sus padres. En este caso, la calidez y humanidad de Michael Caine fue el factor definitivo para que se adjudicara el rol.

Sobre estas bases, Christopher Nolan construyó el primer film de una trilogía que culmina este año con The Dark Knight Rises. En un próximo artículo hablaremos de los tres cómics que inspiraron a director y guionista en su búsqueda del nuevo enfoque que deseaban para Batman.