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20 de desembre del 2022

El Viento y el León (The Wind and the Lion, 1975)


Un artículo de Juan Pais


El señor Perdicaris se disponía a disfrutar del almuerzo junto a su mujer, Ellen, y el hijo de esta, Cromwell, en su casa de Tánger cuando la escena es interrumpida al ser asaltada la propiedad por un grupo de berberiscos, que hieren a algunos criados y se llevan a Perdicaris y al chico. Aún siendo el inicio de la mayor aventura que aquel hombre experimentado había vivido nunca, seguramente no previó en ese momento que su secuestro terminaría por casi provocar un conflicto internacional ni imaginó — estamos en 1904 — que el entonces incipiente cine abordaría su historia, lo que por un lado le honraría, aunque por otro le haría arrugar la nariz al ser representado en la todavía lejana película como una mujer.

Así comienza El Viento y el león (The Wind and the Lion, 1975), película que refleja el llamado Incidente Perdicaris, causado por el secuestro del citado ciudadano americano — en la película señora Pedecaris — por parte del líder berberisco Ahmed Al Rasuli, que pretendía, además de un cuantioso rescate, provocar la reacción de Estados Unidos contra el sultán de Marruecos, al que consideraba corrupto y entregado a los europeos. En dos líneas argumentales paralelas se desarrollan tanto la convivencia de los berberiscos y la señora Pedecaris y sus hijos — en la película el hijastro de Perdicaris ha pasado a ser dos niños, William y Jennifer —, como la reacción del gobierno estadounidense ante el suceso, al frente del cual se halla en ese momento el legendario Theodore Roosevelt, figura fundamental en esta película.

John Milius es el director de El Viento y el León. Milius era en los 70s una figura emergente dentro del Nuevo Hollywood, habiendo despuntado como guionista de películas como El Juez de la Horca (The Life and Times of Judge Roy Bean, 1972) o Las aventuras de Jeremiah Johnson (Jeremiah Johnson, 1972). Sin embargo, en una época de antihéroes y revisitaciones, Milius heredaba desacomplejadamente la tradición de virilidad del cine de aventuras clásico. Eso le fue convirtiendo en una suerte de rara avis, lo cual explicaría que haya sido valorada más su función de guionista que la de cineasta, un poco lo sucedido con su compañero de generación Paul Schrader.


Este desdén hacia Milius ha provocado que, a pesar de su calidad, El Viento y el León sea una película algo infravalorada. No es justo porque se trata de una obra muy notable, que partiendo de un estupendo guion de Milius en el que imbrica hábilmente la epopeya de los Pedecaris en manos de El Raisuli en un complicado contexto político — Marruecos estaba influenciada por potencias europeas (Gran Bretaña, Francia, España y Alemania) —, ensalza el idealismo y la dignidad en aquel entorno exótico pero peligroso. En definitiva, un agradable relato de aventuras y un esplendoroso espectáculo visual a la antigua usanza.

Sean Connery interpreta a El Raisuli. Para muchos un guerrero, para otros un bandido, se trataba de un jefe tribal muy respetado — también temido — a causa de su inteligencia y ferocidad. Con su apostura y templanza, el escocés aporta el carisma que requiere el personaje. Connery rodó también en 1975 El Hombre que Pudo Reinar (The Man Who Would Be King), otra emocionante y magistral película de aventuras, en este caso a las órdenes de John Huston, que curiosamente participa en El Viento y el León como actor — es el secretario de Estado, John Hay —.

A Eden Pedecaris le da vida Candice Bergen. Este personaje es uno de los más determinados escritos para una película de aventuras, género en el que suelen adaptarse al estereotipo de "damisela en apuros". Eden actúa resolutivamente en todo momento, a pesar de su situación, sin dejarse amedrentar. Es una de las mejores interpretaciones de la bella y talentosa Bergen — guapísima con su peinado eduardiano —.

Es precisamente uno de los principales valores de El Viento y el León el tratamiento que hace de la relación entre El Raisuli y la señora Pedecaris, que tras el recelo inicial acaba convirtiéndose en entrañable, e incluso con ciertos visos de comedia, como si se tratara de una guerra de sexos. "No se ría de mí" le advierte en varias ocasiones el personaje de Connery al de Bergen. Desde la primera vez, en tono sombrío, a la última, indisimuladamente cordial, su relación ha evolucionado. No hay romance entre ambos, pero a lo largo del metraje el agreste guerrero y la refinada dama acabarán respetándose y queriéndose.


El Viento y el León no solo refleja el inicial antagonismo entre El Raisuli y la señora Pedecaris, sino también el enfrentamiento entre el líder berebere y el entonces presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, que constituye el telón de fondo de la historia. Roosevelt fue un político muy popular en su tiempo. Carismático, fuerte y osado, la película refleja su arrojo a la hora de abordar la crisis abierta por el secuestro. "Pedecaris viva o El Raisuli muerto" es la consigna de Roosevelt. Brian Keith, cuyo parecido con el presidente es remarcable, le da vida brillantemente. En El Viento y el León lo vemos ejercitándose al aire libre y practicando deporte, escenas similares a las que en verano mostraban a Vladimir Putin cazando en Siberia. La fotografía de Billy Williams ilumina con idéntico fulgor la acción desarrollada en los bosques americanos y la que acontece en el desierto africano, lo que pretende una uniformidad espacial que represente un acercamiento físico entre El Raisuli y Roosevelt.

El Viento y el León se levanta sobre antinomias. La más inmediata proviene del título. El líder berberisco se lo explica en una carta al presidente estadounidense: "Hay una gran diferencia entre nosotros. Yo, al igual que el león, debo permanecer en mi sitio mientras que vos, como el viento, jamás sabréis cuál es el vuestro". Con estas palabras, El Raisuli quiere evidenciar el interés y la volatilidad de la política frente a la perennidad de los principios. Aún así, queda una antinomia, la más definitoria de la película, que contrapone al viejo mundo, en el que los combatientes luchaban cuerpo a cuerpo mirándose a los ojos, con el moderno, que utiliza cañones lanzados a distancia por soldados que ni siquiera ven a sus enemigos.

Como vemos, el título de El Viento y el León tiene un valor simbólico muy importante en esta película, pero aún mayor el animal que parece el preferido de Roosevelt: el oso. El presidente lo describe emocionado: "El oso pardo americano es el símbolo del carácter de América. Fuerza, inteligencia, ferocidad. Algo ciego y temerario a veces, pero un gran coraje también. Y con otra característica no menos admirable: la soledad. Un oso vive toda su vida al acecho. Indomable, invencible, pero siempre solo. No tiene aliados, sino enemigos, pero ninguno es tan grande como él". Así, en boca de Roosevelt, queda reflejado el que para John Milius es el perfil ideal de héroe.


El señor Perdicaris, su mujer, Ellen, y su hijastro y compañero de cautiverio, Cromwell, abandonaron una mañana Tánger para no volver nunca más al continente africano. Embarcados contemplaron por última vez el desierto, un desierto tan limpio y puro como feroces son las luchas que acontecen en él. Aquel día Pedecaris y los suyos se despidieron de un pueblo al que aprendieron a comprender y amar.

11 d’agost del 2020

Dubrovnik y Juego de Tronos (Game of Thrones): introducción


La mayor joya arquitectónica y artística de la costa dálmata es, sin lugar a dudas, Dubrovnik. La llamada "perla del Adriático" o la "Atenas dálmata" es una urbe histórica que se alza en la costa occidental de la actual Croacia. Los primeros textos que hablan sobre ella se remontan al siglo VII y posteriormente aparece citada, de forma pródiga, mientras se formaba una de las grandes potencias navales de la época, conocida como la República de Ragusa.

El empuje emprendedor y comercial de sus gentes, a lo largo de los siglos, convirtió a Ragusa en una rival directa de Venecia en cuanto al control del Mar Adriático. De hecho, en su etapa de esplendor durante el siglo XVII, Ragusa llegó a superar a Venecia como potencia comercial. Sus mercantes, llamados Argosy, comerciaban en todo el Mediterráneo y la ciudad se nutría de los beneficios mientras recogía bajo su manto a grandes artistas y arquitectos que poblaban sus calles de edificios señoriales para su pujante burguesía. Bajo la protección de unas poderosas murallas, en permanente construcción y ampliación hasta el siglo XVI, Ragusa fue un centro económico de referencia y eso también le granjeó evidentes dificultades a la hora de mantener su estatus.

A lo largo de su historia, los sufridos habitantes de Ragusa superaron la invasión otomana y maniobraron para llegar a un pacto con los sultanes que les garantizó estabilidad y protección durante siglos. También debieron hacer frente a un gran incendio, en 1296, que destruyó gran parte de la ciudad. Otras de sus vicisitudes fueron la "peste negra" en 1348, un terrible terremoto en 1667 y las sucesivas ocupaciones de las tropas napoleónicas y austriacas. Sin embargo, ninguno de estas grandes contrariedades consiguió hacer perder la identidad progresista, negociadora y emprendedora de la que, con el tiempo, pasó a llamarse Dubrovnik. 

El surgimiento de la identidad nacional croata tuvo en Dubrovnik uno de sus epicentros. No obstante, el siglo XX fue enormemente convulso para la zona de los Balcanes. Tras dos guerras mundiales en las que la región estuvo en el punto de mira y el advenimiento de un régimen comunista durante casi cuatro décadas, Dubrovnik afrontó una última gran prueba cuando su militancia pro-croata la convirtió en objetivo de bombardeos por parte de las tropas serbo-montenegrinas. A pesar de ser una ciudad desmilitarizada, sufrió las consecuencias de la caída de obuses que ocasionaron la muerte de 114 civiles y daños estructurales en su centro histórico y en las murallas. Dubrovnik fue sometida a un asedio de siete meses a partir de finales de 1991. Con el alto al fuego general decretado en 1995, se iniciaron las labores de reconstrucción bajo los auspicios de la UNESCO que había declarado al casco antiguo de Dubrovnik como patrimonio mundial en 1979.

Desde el final de la guerra de los Balcanes, la ciudad ha recuperado su interés turístico y se ha configurado como un destino cultural y vacacional de primer orden. Su alto valor artístico y patrimonial convierten la visita "intramuros" en un viaje apasionante al pasado de una de las grandes potencias marítimas de la historia europea.   

Como complemento y refuerzo de la actividad económica y turística de la ciudad, las autoridades han apostado por convertir a Dubrovnik en un polo de atracción para los rodajes de proyectos cinematográficos y televisivos. El encanto histórico de su casco antiguo, la gran red de alojamiento y los incentivos fiscales han conseguido que grandes equipos de rodaje hayan localizado exteriores en Dubrovnik.


El mayor éxito conseguido hasta el momento ha sido el de convencer a HBO y a los productores de su aclamada serie, Game of Thrones, para que convirtieran Dubrovnik en uno de sus enclaves de referencia. La serie basada en la saga fantástico-épica, escrita por George R. R. Martin, se ha convertido en un fenómeno mediático mundial y sus seguidores se han convertido en devotos militantes de una producción que seduce a audiencias de todo tipo. 

Durante la primera temporada, los exteriores que mostraban la capital de los Siete Reinos, Desembarco del Rey (King's Landing), se ubicaron en la isla de Malta. Sin embargo, los showrunners, David Benioff y D.B. Weiss, no acabaron de quedar satisfechos con el resultado y emplazaron a sus location scouts para que encontraran un nuevo emplazamiento que tuviera más enjundia, murallas más potentes y posibilidad de diversificación de escenarios en su entorno. El lugar que reunía todas estas condiciones era Dubrovnik y así es como, a partir de la segunda temporada, todas las secuencias exteriores de King's Landing han sido rodadas en la ciudad croata. Además, la diversidad física y paisajística ha permitido que se hayan filmado secuencias que corresponden a otros lugares del universo creado por George R.R. Martin. 

Durante cuatro temporadas, algunos de los grandes momentos de Game of Thrones se han rodado en el Stari Grad (casco antiguo) y sus murallas. También ha habido localizaciones de gran importancia en el barrio de Pile, en la cercana isla de Lokrum y en el jardín botánico de Trsteno. 

A finales de agosto, tuvimos la oportunidad de visitar "in situ" la mayor parte de estos enclaves y hemos decidido elaborar una guía de localizaciones que trata de consignar cada lugar a su momento en la serie. ¿Nos acompañaréis en este mágico viaje? Empezamos próximamente... 



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4 de juny del 2020

Historias de Hollywood: Fonda y el joven Lincoln


Hace algunos días, hablamos de la estrecha relación entre dos astros del cine: James Stewart y Henry Fonda. Hoy nos gustaría centrarnos en el segundo. 

Hemos crecido viendo a un Henry Fonda imponente en pantalla, brillando con grandes interpretaciones e infundiendo respeto y admiración en cada una de sus encarnaciones. Sin embargo, no siempre fue así. El bueno de Henry sufría y experimentaba fuertes inseguridades al inicio de su carrera en Hollywood.

Situémonos en 1938. Tres años después de su llegada a la dorada California, Fonda ya ha intervenido en quince películas habiendo obtenido alabanzas en cintas como Sólo se Vive Una Vez (You Only Live Once), de Fritz Lang, y Jezebel, de William Wyler. En ese momento de despegue en su trayectoria, le llega una propuesta de 20th Century Fox para dar vida a un icono de la historia americana: Abraham Lincoln.

Fonda no creía estar capacitado para dar vida a semejante coloso y aceptó a regañadientes la propuesta de hacer un casting para el personaje. Sin duda, la posibilidad de colaborar, por primera vez, con John Ford pesaba en su voluntad pero sentía muchas dudas internas que no era capaz de mitigar. 


En esos tiempos, podía darse el caso de convocar a un actor, por parte del estudio, sin conocer en profundidad los detalles de la película en cuestión. Fonda trabajó con el departamento de maquillaje y caracterización de Fox para conseguir parecerse, lo máximo posible, al Presidente emancipador. Inicialmente, Fonda quedó bastante satisfecho ante el espejo pero entonces habló y comprobó que su voz no encajaba con la que debía surgir de un personaje tan insigne y asentado. Tan avergonzado estaba que decidió despojarse del vestuario y abandonó rápidamente los estudios de la Fox. Estaba convencido que para él se había terminado ese papel.

Pero unos meses después, saltó la sorpresa cuando recibió una llamada del mismísimo John Ford quien lo convocaba a una entrevista personal. Fonda acudió a la cita avergonzado por lo ocurrido previamente y trató de pedir disculpas al director. En este primer encuentro entre ambos, Ford manifestó su estupefacción. No entendía qué tipo de lío había orquestado la oficina de casting del estudio porque, en ningún momento, habían consultado con él los detalles de la producción. El realizador explicó que Fonda había sido siempre su primera elección y cuando éste respondió que se consideraba demasiado joven para el papel, Ford respondió: "¡Claro que eres joven! Pero yo no necesito alguien veterano que encarne al Lincoln Presidente! Necesito un buen actor para darle vida cuando era tan solo un prometedor abogado de Springfield, por el amor de Dios!"

Fonda se mantuvo avergonzado por el traspiés pero, al mismo tiempo, estaba esperanzado al poder dar exactamente lo que requería el director para el personaje. La película resultante, El Joven Lincoln (Young Mr. Lincoln, 1939), fue un gran éxito y, con el paso del tiempo, se estableció como una de las caracterizaciones emblemáticas del gran Honest Abe, encuadrada alrededor de un juicio acontecido mucho antes de su etapa en la Casa Blanca.

Quiso el destino que una de las mejores encarnaciones del primer Presidente Republicano fuera ofrecida por un Demócrata devoto. El cine histórico y sus anécdotas...

8 d’abril del 2020

Forajidos de leyenda: Jesse James (II)



Con su primer gran golpe, Jesse James pasó a engrosar la lista de los forajidos más buscados. El Gobernador de Missouri, Thomas T. Crittenden, estableció la primera recompensa por su captura aunque la amistad de James con el editor del Kansas City Times, John Newman Edwards, permitía que este periódico le presentara como un héroe que defendía los valores secesionistas ante la opresión del gobierno federal. 



A los James ya les iba bien esta propaganda política que encubría la que era, en esos momentos, su finalidad principal: robar y requisar todo lo posible para ellos mismos. La época de las grandes causas políticas había terminado.

Formando banda con los hermanos Younger perpetraron uan gran cantidad de asaltos y robos a lo largo y ancho de una amplísima zona geográfica que iba desde West Virginia a Kansas y de Texas a Iowa. Asaltaron bancos, diligencias, y ferias de ganado. Allí donde había dinero en movimiento acudían como auténticos buitres. No suponía un freno para ellos que fueran lugares concurridos, sentían una emoción especial al realizar sus robos con público.

A partir de 1873, empezaron a robar en trenes siendo el más famoso de ellos el que perpetraron en Adair (Iowa) cuando asaltaron el Rock Island llevandose un botín de unos 50000 dólares actuales. Mientras tanto Edwards seguía glosando los actos de la banda calificándolos de auténticos luchadores contra el centralismo federal.

Los actos de la banda James-Younger precipitaron que entrara en acción la recientemente creada agencia de detectives Pinkerton que, contratada por gran parte de las víctimas de los asaltos, empezó una lucha sin cuartel contra la banda. Pero Alan Pinkerton y sus hombres eran investigadores de ciudad. Cuando se desplazaron a Missouri se encontraron con dificultades a la hora de cubrir terreno y, además, comprobaron que la mayor parte de la población civil protegía a los James y no daba ningún tipo de información. Es por ello que, en su intento de amedrentarlos y hacerlos salir de sus escondites, se dispusieron a incendiar la granja familiar. En su redada, el hermanastro menor de los James, Archie, y su madre resultaron heridos. Obvia decir que no consiguieron el objetivo que esperaban y su acción sólo sirvió para que la población simpatizara aún más con la banda de forajidos.

Pero el periplo criminal de la banda llegó a su fin el 7 de septiembre de 1876 cuando decidieron asaltar el First National Bank de Northfield (Minnesota). El robo se complicó cuando el cajero y su ayudante decidieron no colaborar y el resto del pueblo dio la alarma sospechando de los hombres que vigilaban en el exterior. Al final, con la llegada de la milicia del estado, se estableció un tiroteo del que sólo escaparon los hermanos James. Los Younger fueron detenidos a poca distancia del pueblo y el resto de miembros cayó bajo las balas de los milicianos.
Los James se dirigieron al sur estableciendose en Nashville (Tennessee) donde empezaron una nueva vida, con otras identidades. Frank decidió que ya se había acabado su etapa criminal pero Jesse quería más. En 1879 formó una nueva banda con la que asaltó varios trenes. Pero los nuevos miembros de la banda ya no eran antiguos soldados soldados confederados. Eran jóvenes desarraigados que pronto hicieron surgir conflictos internos en el propio grupo. Jesse James se veía incapaz de controlar a aquellos tipos por las buenas y decidió imponerse por la fuerza llegando a asesinar a uno de ellos y amenazó a los otros con el mismo destino.

En Tennessee las sospechas eran cada vez más grandes por lo que finalmente Jesse, junto a su esposa Zee y sus dos hijos, volvieron a Misssouri alquilando una casa en Saint Joseph, un lugar muy cercano a la granja en que nació.
Con él viajaron dos miembros de su última banda, los hermanos Charley y Robert Ford. Pero James no sabía, en aquellos momentos, que Bob Ford había hecho un trato con el gobernador Crittenden para eliminarle. La recompensa estaba fijada en 10000 dólares.

El 3 de abril de 1882, Jesse James y los Ford se preparaban para salir de la casa en busca de un nuevo golpe. Antes de llegar a la puerta, Jesse vio que había un cuadro de la casa que estaba muy polvoriento. Se acercó a él y se subió encima de una silla para limpiarlo. En ese momento el cobarde Robert Ford vio la oportunidad que estaba buscando. Y así fue como, estando Jesse James de espaldas, Bob Ford acabó con él disparandole a la cabeza.

Cuando se supo en el pequeño pueblo de Saint Joseph que Jesse James había muerto, se hizo patente la conmoción. La noticia tuvo una relevancia nacional y muchos curiosos intentaron rebasar el cordón de seguridad para entrar en la casa y ver muerto al forajido.
Pero el botín que los hermanos Ford esperaban conseguir fue significativamente más bajo de lo prometido. El Gobernador Crittenden repartió el dinero también entre los oficiales de la ley que estuvieron implicados en el plan. Robert Ford siempre defendió que el pacto con Crittenden especificaba la muerte de Jesse James, no su captura. Se consideraba que, dado su historial, no debía llegar a la sala de un tribunal. Tenía que ser ajusticiado de la misma forma en que él obró con sus victimas.

Los Ford se marcharon de Missouri y se dedicaron, durante algunos años, a viajar por el país escenificando una recreación de los hechos acaecidos en la pequeña casa de Saint Joseph, el 3 de abril de 1882.
Pero ambos hombres estaban condenados. Parecía que un angel vengador fuera tras ellos para cobrarse justicia. Charley Ford, enfermo de tuberculosis y adicto a la morfina, se suicidó en Richmond (Missouri) en 1884. En cuanto al cobarde Robert Ford, convertido en dueño de un saloon en Creede (Colorado), fue asesinado en un tiroteo que se libró en su local en 1892.

Y ¿ qué fue de los demás, de las personas importantes en la vida de Jesse James? Pues vamos a ello:

- Su madre, Zerelda, escribió el epitafio que consta en la tumba de su hijo: "In Loving Memory of my Beloved Son, Murdered by a Traitor and Coward Whose Name is not Worthy to Appear Here". Murió en 1911.

- Su esposa, Zee, murió en 1900 aunque sus hijos no quedaron marcados por la fama de su padre. En especial su primogénito, Jesse James jr., que llegó a ser un respetado abogado en Kansas City (Missouri).

- Su hermano y compañero de fechorías durante gran parte de su vida, Frank James, se fue a vivir a Virginia tras la separación definitiva de la banda. Pero con la muerte de Jesse, en 1882, decidió entregarse a las autoridades con la única condición de que no fuera extraditado a Minnesota donde seguro que no tendrían piedad de él por la masacre de Northfield.

Se le juzgó en Missouri, donde con los testigos a su favor de ex-militares importantes y con un tribunal favorable a la causa sureña, quedó absuelto. Durante los siguientes treinta años tuvo una infinidad de trabajos que fueron desde telegrafista a zapatero. En los últimos años de su vida regresó a la granja familiar convirtiéndose en una especie de guía turístico de la época enseñando la casa a los visitantes por 25 centavos. Murió en 1915, a los 72 años, dejando esposa y un hijo.




La última casa de Jesse James en Saint Joseph, escenario de su muerte, ha sido trasladada a varias ubicaciones a lo largo de los años. Desde 1977 se ubica cerca de la Patee House, que fue en su momento uno de los cuarteles del Pony Express. Actualmente se puede visitar y está administrada por la Asociación Histórica del Pony Express.

En el cine, Jesse James ha aparecido en multitud de films. Los hechos de su vida han sido material imprescindible para la creación de muchas películas. Quizá las cintas más conocidas son Jesse James (1939), con Tyrone Power y Henry Fonda dando vida a los dos hermanos, True Story of Jesse James (1957) protagonizada por Robert Wagner, The Great Northfield Minnesota Raid (1972) con Robert Duvall, y Los Últimos días de Frank y Jesse (1986) con Kris Kristofferson y el cantante Johnny Cash en los papeles principales.

Pero la que creo que ha sido la más cercana a los hechos históricos, cuidando al detalle todos los elementos, y representando mejor la trayectoria final del forajido ha sido sin duda El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007). Dirigida por Andrew Dominik y producida por Ridley Scott y Brad Pitt, la película es una crónica muy bien ambientada de los últimos años de la trayectoria de Jesse James. Pitt realiza una interpretación muy valorable del bandido y, aunque el film peca de falta de ritmo y lentitud en algunas fases, es innegable que como obra en conjunto tiene una calidad fuera de toda duda. Con esta película casi sentimos los sabores, los olores, el clima de una época. Te hace vivir lo que debieron sentir esos personajes por el realismo de su puesta en escena aunque también hay que decir que un poco más de acción no le habría ido mal.



En cualquier caso, considero apasionante la historia de los forajidos americanos del siglo XIX, y éste es sólo el inicio de una serie de artículos que pienso dedicar a estos personajes que nos muestran un mundo desconocido, al otro lado de la ley, y quizá también por ello despiertan el interés a cada vez más estudiosos de la historia.

Por último quiero hacer referencia a una canción que me hizo descubrir mi buen amigo Jim Nava. Se trata de uno de los mejores intérpretes del country actual, George Strait, quien en la canción Troubadour, cita la figura de Jesse James. Una pieza que, a través de sus acordes, te transporta a los paisajes del medio Oeste americano.

"Sometimes I feel like Jesse James, still trying to make a name... "

6 d’abril del 2020

Forajidos de leyenda: Jesse James (I)

La vida de Jesse James fue una auténtica epopeya. No es de extrañar que el cine haya hecho multitud de films en los que su figura es protagonista o colateral.

Jesse Woodson James nació en el condado de Clay (Missouri) en 1847. Su padre, Robert S. James, era un próspero granjero y sacerdote baptista. Precisamente, en su condición de asesor espiritual, se desplazó a California durante los años posteriores a la Fiebre del Oro para prestar apoyo a los buscadores pero lo que encontró allí fue la muerte, acaecida en 1850.




Su madre volvió a casarse en dos ocasiones más pero la familia siguió viviendo en la granja del condado de Clay, la cual disponía de una extensión muy grande de explotación para lo cual contaban con un buen número de esclavos. La vida que conocieron Jesse y sus hermanos fue la clásica de una hacienda del sur, con la institución de la esclavitud muy consolidada y, por consiguiente, con grandes rendimientos de capital que se vieron amenazados cuando el poderoso norte preconizaba ideales de emancipación.

El estado de Missouri tenía en esa época una posición compleja. En primer lugar, era un estado fronterizo en el que convivían abolicionistas y esclavistas aunque el 75% de la población procedía del sur. En el caso del condado de Clay la influencia del estilo de vida sureño era tan grande que se la conocía como "Little Dixie". Hasta allí habían emigrado un gran número de campesinos sureños que ya traían a sus propios esclavos a las nuevas tierras. Ese había sido también el caso del padre de los James que había llegado desde Kentucky con todo lo necesario. Así pues, Clay era el condado con más presencia de esclavos (un 25% de la población, mientras que en el global de Missouri no se llegaba al 10%).

En este contexto, no fue extraño que los hermanos James tuvieran claro a qué bando prestar sus servicios cuando empezó la Guerra Civil en 1861. Pero en los estados del medio oeste como Missouri, la guerra se vivió de forma diferente a la que se estableció en los territorios cercanos al Atlántico. En el midwest no se movilizaron regimientos, ni hubo alistamiento oficial. En estos territorios interiores fue la guerrilla la que tomó el mando en ambos bandos.

El hermano mayor, Frank James, fue el primero en unirse a diferentes grupos guerrilleros secesionistas conocidos con el nombre de bushwackers. Estos grupos operaban como escuadrones de asalto que realizaban escaramuzas y redadas en pueblos haciendo pagar su ira casi siempre sobre la población civil. En ocasiones, entraban en lucha con las milicias unionistas conocidas como jayhawkers que, a su vez, realizaban sus ataques contra aquellas comunidades que se habían declarado abiertamente adeptas a la causa sureña.


En 1863, Frank se unió al grupo quizá más conocido de bushwackers, el que comandaba el cruel e implacable William C. Quantrill. Se cree que Frank formaba parte del pelotón de Quantrill que cometió la matanza de Lawrence (Kansas), un ataque brutal contra un pueblo de abolicionistas que se saldó con 200 muertos. Quizá el mayor de los James se sintió destrozado después de tal acto de bestialidad o quizá le ofrecieron más dinero en otro sitio porque fue cambiando de guerrilla hasta que, formando parte del grupo de Fletch Taylor, consiguió que su hermano Jesse se uniera a ellos contando con 16 años de edad. Cuando Taylor quedó seriamente herido tras uno de sus asaltos, los hermanos se unieron al grupo de "Bloody Bill" Anderson participando en una serie de acciones, a cual más sanguinaria, incluyendo la emboscada a un grupo de tropas de la Unión que se saldó con la ejecución de más de 100 soldados del norte.

William C. Quantrill

Tras la muerte de Anderson, los hermanos se separaron. Frank volvió con Quantrill mientras que Jesse se incorporó al pelotón de Archie Clement en Texas. Cuando la guerra acabó en 1865, Jesse había sido herido en el pecho al menos en dos ocasiones. Mientras se recuperaba de sus heridas en la casa de huéspedes de su tío, fue atendido por su prima Zerelda "Zee" Mimms con la cual, a pesar del parentesco familiar que les unía, inició una relación que duraría durante el resto de su vida.

En esa época de postguerra, las guerrillas se habían reconvertido en bandas criminales que se dedicaban a robar bancos y cajas acorazadas de trenes, al mismo tiempo que mantenían ataques aislados contra las autoridades del gobierno federal. Los hermanos James, que habían seguido manteniendo contactos con líderes de varias bandas, vieron en el modo de vida de forajido su futuro y consideraron que la vida de granjero, sin esclavos y con cada vez más impuestos federales, nunca les proporcionaría lo que querían. Y es que después de haber cruzado la línea de lo moralmente aceptable durante la guerra, no resulta difícil imaginar que para estos hombres ya no existían valores de vida convencionales. Veían en los bancos, en las instituciones, un reflejo de una administración que les había vencido y que ahora había ocupado el sur destruyendo su modo de vida y sus tradiciones.

Tras unos años en que no está confirmada su participación en diferentes asaltos, se puede afirmar que en 1868 los hermanos James pasaron a formar parte de la banda de otro forajido de leyenda, Cole Younger.

El primer robo documentado que se atribuye a Jesse James fue el del banco de Daviess county en Gallatin (Missouri) durante el mes de diciembre de 1869. No había una gran cantidad de dinero de la cual apropiarse aunque lo que fue más reseñado, por la prensa de la época, resultó ser el asesinato del cajero principal, el capitán John Sheets, a quien Jesse James ejecutó al creer que se trataba de Samuel P. Cox, el hombre que había acabado con "Bloody Bill" Anderson unos años antes.



Con el primer acto documentado de la carrera de forajido de Jesse James, concluye este capítulo... 

28 de març del 2020

La epopeya de la Bounty


En la historia de la navegación marítima ha habido un gran número de motines pero ninguno tan conocido como el de la Bounty.

Los hechos que acontecieron a bordo del barco británico en 1789 han sido conocidos especialmente gracias a las diversas versiones cinematográficas que se han ido produciendo con los años.

Las razones reales que llevaron a parte de la tripulación a amotinarse siguen siendo confusas. Hay diversas fuentes que siguen indicando que William Bligh no era especialmente duro con sus subordinados y en muchas crónicas históricas se le describe como un hombre noble y justo. Pero está claro que hubo un fuerte enfrentamiento a bordo de ese navío y lo que aconteció cambió las vidas de todos sus protagonistas.

Tras ser adquirido por la Marina Real, el carguero Bounty fue el escogido para una importante misión que tenía por objetivo viajar a Tahití para conseguir el mayor número de ejemplares de la planta del pan. Estos frutos serían llevados a las Indias Occidentales donde se plantarían para que, con el tiempo, se convirtieran en fuente de alimento barato para los esclavos de las colonias.

El almirantazgo escogió como capitán de la misión al teniente de navío William Bligh, un oficial de 33 años que atesoraba una considerable experiencia en misiones en el Pacífico. No en vano fue miembro de la tripulación del tercer y último viaje del legendario Capitán James Cook a bordo del Resolution (1776-1779). Cuando Cook fue asesinado por los nativos de Hawai, Bligh fue uno de los oficiales que colaboró con el nuevo capitán, John Gore, hasta la conclusión de la expedición.

En los años posteriores como máximo responsable del mando de diversos buques, Bligh había demostrado una gran capacidad y contaba con la confianza de los lores del almirantazgo. No resultó extraño, pues, que se le encomendara la expedición a Tahití que empezó a prepararse en verano de 1787 partiendo del muelle de Spithead, en Hampshire (Inglaterra), el 23 de diciembre del mismo año.

Bligh conocía al joven Fletcher Christian (23 años) y ya había navegado con él. Por todo ello le recomendó para que aceptaran su inclusión en la oficialidad del barco. El itinerario previsto incluía doblar el Cabo de Hornos pero, después de pasar todo un mes intentándolo, el mal tiempo acabó persuadiendo a Bligh para cambiar la ruta y dirigirse al Cabo de Buena Esperanza. Desde allí se adentraron en el Océano Índico, atravesando Indonesia y entrando en el Pacífico hasta Tahití.

Este duro viaje puso a prueba la relación entre Bligh y el primer oficial, John Fryer. La situación llegó hasta tal punto que Bligh decidió degradar a Fryer y poner a Christian en su lugar. Curiosamente, más adelante, sería el propio Christian quien llevaría sus discrepancias con el Capitán a un punto límite.

Finalmente, tras diez meses de periplo, la Bounty llegó a Tahití el 26 de octubre de 1788. Allí empezó la tarea de recolectar las plantas del fruto del pan y empezar a trasladarlas al navío en el espacio que se había previsto para ello. Durante los cinco meses de estancia en Tahití, la tripulación trasplantó 1015 plantas. El Capitán Bligh permitió que, durante todo ese tiempo, sus hombres confraternizaran libremente con los nativos y residieran en la isla. Muchos de ellos mantuvieron relaciones con las jóvenes de la isla y el propio Fletcher Christian acabó casándose con una de ellas, cuyo nombre era Maimiti. El paraíso en el que vivió la tripulación de la Bounty durante aquellos meses causó estragos en muchos de ellos cuando vieron que tarde o temprano deberían regresar a las inclemencias de la vida en el mar. Tres de ellos decidieron cometer la imprudencia de la deserción siendo rápidamente apresados y castigados duramente. En este punto, hay que prestar una especial atención puesto que el código de la época establecía que a todos los desertores se les debía colgar. Sin embargo, William Bligh decidió que siguieran con vida y el castigo que se les aplicó fue el del azotamiento en cubierta.

Pero aquel escarmiento ante toda la tripulación fue interpretado por algunos como una humillación más que el Capitán Bligh infligía a una tripulación que había sufrido mucho desde que el barco zarpó de Inglaterra. Otros motivos más debieron confluir en ello. Seguramente a los marineros les faltaba la madurez suficiente para asumir su responsabilidad y quizá el mismo Fletcher Christian pecaba de ese mismo defecto.

Sea como fuere, la Bounty abandonó Tahití el 4 de abril de 1789. La tensión debió crecer enormemente durante aquellas semanas porque el 28 de abril, estando el navío a 1300 millas de Tahití (cerca de Tonga), una parte de la tripulación se amotinó y su líder no era otro que el segundo al mando, Fletcher Christian.

Hacía poco que había amanecido y Christian y sus acólitos bajaron a las dependencias del capitán, le despertaron y le condujeron a la cubierta. Cuando Bligh pidió explicaciones a Christian y le pidió que reconsiderara la decisión, éste sólo respondió: "I'm in hell, I'm in hell..."

Del total de miembros de la tripulación, 19 se unieron al motín, 2 se mantuvieron neutrales y 22 permanecieron leales al capitán. Christian ordenó que se dejara a Bligh y sus partidarios en el bote del barco donde sólo cabían 18. Hubo algunos marineros leales que tuvieron que permanecer en la Bounty a pesar de estar disconformes con el motín. Bligh contó con el apoyo del antiguo segundo de a bordo, John Fryer. Christian les facilitó un sextante para que pudieran orientarse y dirigirse a un puerto seguro.

Sin embargo, los frutos del pan fueron lanzados al mar ante la desesperada mirada del capitán derrocado, en una imagen que varios artistas han recreado a lo largo de los años sobre el lienzo.


Christian puso rumbo de nuevo a Tahití pero una vez allí su objetivo de eludir la persecución de la Marina Real cristalizó en poder encontrar una isla que no estuviera en las cartas, un paraje inexplorado donde los británicos no pudieran localizarles.



El lugar idóneo resultó ser la pequeña isla de Pitcairn, en el centro del Pacífico sur. Pitcairn estaba mal situada en las cartas de navegación y su paradero exacto distaba mucho de su localización real. Christian tuvo la suerte de localizarla en enero de 1790. Allí desembarcaron e incendiaron la Bounty para que no quedaran rastros que pudieran ser avistados por la Marina Real. Pero en Pitcairn, los amotinados y los nativos tahitianos que se añadieron a ellos no hallaron tampoco la paz. Con el tiempo, estallaron rencillas entre ellos y en 1793 se desencadenó una rebelión en la isla que acabó con la muerte de varios de los miembros de la tripulación de la extinta Bounty. Fletcher Christian fue una de las víctimas de esos enfrentamientos aunque la información sobre todo ello es muy confusa.

Lo que sí está documentado fue que en 1808 el navío Topaz llegó a Pitcairn y sólo uno de los amotinados seguía con vida, John Adams. También encontraron a Maimiti y su hijo, ocho mujeres más, y unos cuantos niños que eran hijos de los miembros de la tripulación de la Bounty que habían ido desapareciendo a lo largo del tiempo víctima de las propias disputas entre ellos. John Adams fue perdonado de sus actos e incluso la capital de la isla fue bautizada con su nombre.

En cuanto a Fletcher Christian, a pesar de que oficialmente había muerto durante los enfrentamientos de 1793, se siguieron difundiendo otras leyendas que incluso le situaban en Inglaterra donde había conseguido regresar con otra identidad. Sea lo que fuere, sus descendientes se convirtieron en una familia de referencia en Pitcairn y en las islas Norfolk donde se fueron expandiendo. Incluso hoy, hay mucha gente con el apellido Christian en aquellos parajes. El lugar donde el navío fue quemado se conoce como la Bounty Bay y sus restos fueron descubiertos en 1957 por el submarinista Luis Marden.

William Bligh, por su parte, protagonizó un épico retorno a Inglaterra sobreviviendo a una muerte casi segura en aquel bote en el que fueron abandonados en pleno Océano Pacífico. Fue capaz de encontrar la dirección correcta y navegaron más de 6000 kilómetros durante 41 días hasta llegar al puerto de Kupang (en la por entonces colonia holandesa de Timor) donde fueron recogidos y trasladados posteriormente a Inglaterra. Sólo uno de los que estaban en el bote murió en la travesía. John Norton fue apedreado hasta la muerte en un encuentro poco amigable con los nativos de Tofua.

Bligh fue exonerado de su responsabilidad en la pérdida de la Bounty y se le encomendaron nuevas misiones en las que siguió probando su sobrada pericia como navegante. Tras una brillante carrera, murió en Londres en 1817, a los 63 años de edad.

Misterio, orgullo, deshonor, valentía, muchos conceptos se mezclan en esta apasionante historia. No era extraño que el cine le sacara partido en varias épocas marcando diferencias muy considerables en la aproximación a la historia. Pero eso lo trataré en el próximo artículo.

5 de novembre del 2019

La historia de Guy Fawkes y su relación con V de Vendetta

"Remember, remember 
the fifth of November,
The gunpowder treason and plot,
I know of no reason
Why the gunpowder treason
Should ever be forgot.”



Así empieza un poema, escrito en el siglo XVII, que condena los actos de traición de Guy Fawkes, un caballero inglés católico, que en 1605 trató de derribar el orden imperante protestante mediante un atentado que pretendía destruir el Parlamento en una sesión a la que asistía el Rey Jacobo I y practicamente toda la aristocracia protestante de Inglaterra.

Pero vayamos por partes. ¿ Quién era Guy Fawkes y cómo llegó a aliarse en un plan católico que tenía como objetivo un acto de tal magnitud ?


Guy Fawkes nació en 1570 en York. Era hijo de una familia que había aceptado la reforma religiosa promulgada en la época de Enrique VIII y definitivamente asentada durante el reinado de su hija, Isabel I.

Sin embargo, quiso el destino que su padre muriera en 1579 y su madre volviera a casarse tres años después con Denis Bainbridge, un ferviente católico, que formaba parte de los grupos que se resistían abiertamente a aceptar la autoridad de la nueva Iglesia de Inglaterra. La influencia de su padrastro hizo mella en Guy que se convirtió al Catolicismo cuando tenía 16 años. En una época en la que se perseguía y ejecutaba a los que hacían difusión pública del culto católico, Fawkes mantuvo su fe en la esfera privada como única manera de sobrevivir.

Encontró la forma de defender sus ideales religiosos a través de la guerra. Viajó a Flandes y se alistó en un regimiento de ingleses que luchaban junto a los españoles contra los protestantes holandeses. Sirvió durante diez años en esa campaña. Los detalles sobre su regreso a Inglaterra siguen siendo confusos pero la mayoría de especialistas sitúan su vuelta en el año 1603.

Una vez en casa, entró en contacto, de una forma más intensa, con grupos de disidentes católicos que preparaban un gran acto de fuerza que les diese la posibilidad de provocar una convulsión en el país que derribara al régimen imperante. Llegaron a la conclusión de que debían hacer algo desde dentro puesto que el resto de potencias europeas, particularmente España, se hallaban sumidas en fuertes deudas y era evidente que no podrían iniciar una campaña bélica de ayuda a los Católicos Ingleses.

El más decidido a elaborar un plan que moviera los cimientos de la monarquía protestante fue Robert Catesby, al cual se le considera el cerebro del conocido como Gunpowder Plot. Fawkes conoció a Catesby a través de Hugh Owen, un compañero en la campaña de Flandes, aunque también se dice que fue William Stanley, su antiguo comandante, el que le recomendó personalmente. Catesby vio en Fawkes al ejecutor que necesitaba. Debido a su experiencia militar y a su conocimiento de los explosivos, era el hombre ideal para hacer realidad el siniestro plan que tenía en mente.

18 de juliol del 2019

Spielberg on Spielberg: Los Archivos del Pentágono (The Post, 2017)


Imbuido quizá por una sensación de fracaso comercial que no había experimentado desde el estreno de 1941 (1979), Steven Spielberg decidió reactivarse creativamente con proyectos que le interpelaran desde la óptica de la narración adulta y consistente. Comprobó con The BFG (2016) que su acreditada sensibilidad hacia la mirada infantil ya no se ajustaba a los tiempos actuales y, más importante aún, su propia evolución como director le había alejado demasiado de un terreno al que ahora ya no podía aportar nada excesivamente fresco teniendo en cuenta las apetencias del público cinematográfico actual. The BFG debería considerarse como una desviación puntual de su trayectoria mientras que el tempo narrativo y el contenido de films como El Puente de los Espías (Bridge of Spies, 2015) debía ser una constante importante, aunque no total, de su continuidad como director. Como ya reseñé en el capítulo anterior, cuando un director dispone del asentamiento y el reconocimiento de Spielberg, todo parece posible incluso cuando ciertas decisiones no resulten lógicas. Este tipo de realizadores pueden con todo y, en ocasiones, realizan movimientos inesperados sabiendo que su status está consolidado sobre una base de titanio. Esto es lo que explica que The BFG se haya acabado quedando como un rara avis en la filmografía contemporánea de Spielberg. Un ejercicio indudablemente interesante pero alejado de lo que el público y la crítica esperan de él.

¿Qué ha ocurrido entonces con la política de elección de proyectos? La primera respuesta es que el director se embarcó en la producción de Ready Player One con el entusiasmo de un jovencito pero con la solidez y la credibilidad de alguien que es capaz de controlar un colosal proyecto casi sin esfuerzo. Hablaré sobre ella en el próximo capítulo pero aprovecho esta pequeña acotación para situarnos cronológicamente en el momento en que Spielberg decide abordar el proyecto de The Post.

En octubre de 2016 la influyente productora Amy Pascal se hizo con el guión que Liz Hannah había escrito sobre la revelación en masa de secretos confidenciales del gobierno estadounidense sobre la Guerra de Vietnam. El caso conocido como los Papeles del Pentágono removió aún más la dolida conciencia del pueblo americano ante un conflicto bélico que suscitó, desde el primer momento, una fuerte oposición interna. Lo revelado en los documentos no hacía sino confirmar que las mentiras de Estado se habían impuesto a la decencia y a la honorabilidad política.

Amy Pascal quería lograr que un director de la A-list se pusiera al frente e inició conversaciones con varios estudios y agencias de representación. Sin embargo, no fue hasta febrero cuando se desbloqueó la situación. Spielberg se hallaba supervisando la post-producción de Ready Player One. El trabajo estaba ya muy avanzado y se estaba dedicando a configurar el reparto principal del que debía ser su siguiente film: The Kidnapping of Edgardo Mortara. No obstante, un revés en la posibilidad de contar con nombres imprescindibles para él en este proyecto como Mark Rylance y Oscar Isaac le hizo recular y volver a dejar la propuesta en el cajón de futuribles. Con la agenda abierta y ganas inmensas de seguir trabajando, leyó el guión de Liz Hannah y automáticamente activó todos los mecanismos para convertir The Post en su nueva e inminente película. La inminencia responde al hecho que Spielberg se marcó el estreno para finales del mismo año 2017, lo que implicaba levantar una producción en tiempo récord, dando a los diferentes departamentos un tiempo pírrico de diez semanas para disponer lo necesario ante un rodaje que debería iniciarse a finales de mayo.
"Cuando leí la primera versión del guion, comprendí que esto no era algo que pudiera esperar tres o cuatro años para hacerse. Esta era una historia que debía contarse ahora."
Las diez semanas que otorgó a los diferentes equipos técnicos también le fueron concedidas a Josh Singer, co-responsable del oscarizado libreto de Spotlight (2015), para que reescribiese el borrador inicial mientras la pre-producción de escenarios, vestuario, localizaciones, etcétera avanzaba contra reloj.

Kristie Macosko Krieger continúa emulando los pasos de Kathleen Kennedy en tiempos anteriores. Ayudante de Spielberg desde A.I. (2001), debutó ya como productora en El Puente de los Espías y se mantiene, desde entonces, como principal socia del director en todos aquellos proyectos en los que se embarca, convirtiéndose en la portavoz de éste ante los estudios y departamentos mientras él se dedica a las labores exclusivamente creativas. Amy Pascal completó el trío de producción. Como propietaria del primer libreto, le correspondía cuota de poder y estaba decidida a que su inversión económica fuera importante al haber confiado ciegamente en el material desde el inicio. La asociación empresarial entre Amblin Partners, Pascal Pictures y 20th Century Fox fue distribuida por la propia Fox en el mercado doméstico y por Universal Pictures en el ámbito mundial.

25 de juny del 2019

Kursk (2018)


 Foto: Wikimedia //  Filmray // CC BY SA 4.0


Cuando los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo hacia finales del siglo XIX, su intención era la de mostrar el mundo que los rodeaba en imágenes. Su principal objetivo no era el de crear historias de fantasía que llevasen a los espectadores a nuevos mundos como haría Méliès años más tarde, sino el de documentar la vida real, la que se habría paso cada día sin llamar la atención. En Rusia, Vértov pondría de nuevo el foco en esta idea a través del conocido como “Cine-Ojo”, pero llevándola un paso más allá, tratando de acercar a los espectadores a aquella realidad que pasa desapercibida ante nosotros. El Cinéma Vérité francés de mediados del siglo XX se inspiraría en las ideas de Vértov para ofrecer una nueva versión vanguardista del cine realidad.

Así pues, podemos afirmar que el cine nació con una voluntad documentalista a la que siempre ha estado unido. Con el paso de los años, y sobre todo en la época de los grandes estudios, el séptimo arte se centró más en la ficción, pero pronto volvió a sus raíces a través del conocido como “cine basado en hechos reales”. A él pertenecen cintas que si bien no se corresponden con el género documental, tampoco deben ser englobadas bajo la etiqueta de ficción, pues los hechos narrados tienen un componente histórico. 

En los últimos años esta variedad ha alcanzado un gran éxito, pudiendo ver en la gran pantalla historias que representan (siempre con alguna licencia creativa) hechos que sucedieron realmente en el pasado. Y no solo en el cine, también las series han mostrado interés por este tipo de productos audiovisuales, siendo la miniserie de HBO Chernobyl uno de los ejemplos más actuales. 

En cuanto a los largometrajes, uno de los últimos en sumarse a esta lista es Kursk, una cinta que ha pasado bastante desapercibida para el público pero que narra una de las historias más dramáticas sucedidas durante el siglo XXI: el accidente del submarino ruso K-141 Kursk. El cineasta danés Thomas Vinterberg, conocido internacionalmente por crear junto a Lars von Trier el movimiento Dogma 95, es el artífice de esta película que cuenta con Matthias Schoenaerts y Léa Seydoux como protagonistas.

El argumento de la cinta gira entorno al accidente que el Kursk tuvo el 12 de agosto del año 2000. Para los que desconozcan la historia, cabe señalar que este submarino ruso se encontraba haciendo unas maniobras secretas en el mar de Barents cuando dos explosiones provocaron la rotura del casco en varios puntos del navío. Casi todos los compartimentos quedaron anegados de agua en apenas unos segundos, pero cerca de una veintena de hombres se refugiaron en un compartimento de popa que lograron sellar. Allí permanecieron durante horas esperando un posible rescate, pero finalmente terminarían muriendo en las profundidades del océano Ártico.



Que Vinterberg haya decidido ponerse tras la cámara con esta historia es cuando menos curioso. Por una parte, el éxito actual de documentales y cintas que exploran el comportamiento humano en situaciones límite como Solo, 127 horas, Lo imposible, Tocando el cielo o Free Solo, que incluso se emplea como inspiración y método de aprendizaje en ámbitos como el deportivo, garantizan una buena acogida por parte del público. Por otra, optar por una historia plagada de efectos especiales, explosiones falsas y submarinos creados por ordenador, alejan enormemente a Vinterberg de aquellos ideales de Dogma 95 que rechazaban el empleo de cualquier tipo de tecnología en los rodajes. Suponemos que la voluntad de dar a conocer una historia como la del Kursk le ganó la batalla a los ideales que hace 20 años defendía, aunque debemos reconocer que el resultado sigue manteniendo ese toque personal.

Así, en vez de potenciar la espectacularidad a la que nos tiene acostumbrados el cine bélico, Vinterberg apuesta por el drama familiar, dando voz a los verdaderos protagonistas de aquella tragedia. Para ello se vale de un sólido guion firmado por Robert Rodat, inspirado a su vez en el libro “Kursk: la historia jamás contada del submarino K-141” del periodista Robert Moore, que se centra en la vida de Mikhail Averin (Schoenaerts), su mujer Tanya (Seydoux) y su hijo pequeño. A lo largo de los 117 minutos de metraje, veremos a ambos en dos espacios diferentes: él atrapado en el submarino con el resto de sus compañeros, ella buscando las respuestas que las autoridades rusas no querían darle. Este es un punto muy importante, pues si algo quiere dejar claro Vinterberg con su película es que la tragedia podría haberse evitado si las autoridades pertinentes hubiesen actuado de forma diferente. Colin Firth, en el papel de un alto cargo de la armada inglesa, es la figura que nos recuerda a lo largo de toda la cinta que aquellos hombres pudieron salvarse.

Junto a este doloroso mensaje, el cineasta danés también nos hace partícipes de la decadencia de la Rusia de la época, del retraso tecnológico de esta nación y del descontento de su población. Nos habla de mentiras, de la falta de humanidad y del precio del poder. Y lo hace a través de angustiosos planos secuencia en el interior del submarino, de frases lapidarias como la que el protagonista escribe a su esposa “Nadie es eterno, pero yo quería más” y de actuaciones magistrales, tanto de los protagonistas como de los secundarios.

La única pega que se le podría poner al Kursk de Vinterberg, por ponerle alguna, es la decisión de rodar la cinta en inglés. A priori puede parecer un dato anecdótico, pero si tenemos en cuenta que la mitad del elenco actoral tiene diferente nacionalidad y que todos ellos deben hablar con cierto acento ruso, pasa a ser una cuestión relevante. Por lo demás, Kursk funciona bien en pantalla, manteniendo un equilibrio entre el cine de acción comercial y la visión más personal de Vinterberg. Una joya audiovisual que no debéis perderos si sois amantes de la historia. 

4 de juny del 2019

Jesse Owens: el hombre y el mito


La trayectoria vital de Jesse Owens tuvo su momento culminante en los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín. Su actuación atlética estelar generó un impacto que resonó a nivel social y político debido al entorno histórico y geoestratégico del momento. 

Nacido el 12 de septiembre de 1913 en Oakville (Alabama), James Cleveland Owens vivió una infancia repleta de privaciones dentro de una humilde familia numerosa. Su padre, Henry Owens, era aparcero y la familia disponía de escasos recursos. De niño superó enfermedades graves, aunque este entorno precario que compartía con su familia le espoleó para recobrarse sobre la idea del esfuerzo y el trabajo duro. Aprendió a leer y escribir con muchas dificultades, llegando a caminar más de diez kilómetros diarios para acudir a una rudimentaria escuela. Por la tarde, volvía a casa y ayudaba a sus padres en las tareas de labranza. Como ocurrió con muchas familias afroamericanas del sur de Estados Unidos, la emigración al norte industrial era un paso imprescindible en la búsqueda de mejores condiciones de vida y trabajo. La familia Owens se trasladó a Cleveland (Ohio) donde las leyes segregacionistas no eran tan fuertes y había muchas más oportunidades laborales. 

A finales de 1923, la familia ya estaba asentada en Cleveland. El futuro héroe olímpico empezó a ser conocido por el nombre de Jesse debido al error cometido por un profesor del Bolton Elementary School. Al profesor le pareció entender que su nombre era Jesse y así le inscribió. En 1927, ya en la Fairmount Junior High School, Jesse conoce a Minnie Ruth Solomon, con la que contraería matrimonio en 1930 tras recorrer varios estados en busca de un pastor que aceptara casar a una pareja tan joven. El recorrido acabó en una pequeña iglesia de Pennsylvania.

En esa misma época, Jesse conoce también a una figura sin la cual no se entendería su evolución posterior: el entrenador Charles Riley. Owens seguía estando muy frágil y conmovió a un hombre honrado y comprensivo que además era el responsable deportivo en la Fairmount y también en la East Technical High School. Preocupado por la debilidad de Owens, el entrenador le traía comida cada mañana y le invitaba a cenar con su familia casi cada noche. Le recomendó aumentar su energía a través del ejercicio físico y no tardó en apreciar que, con la debida alimentación, Jesse podía ser un portento atlético. Al finalizar su etapa en el instituto, ya era uno de los mejores corredores del país. A los 15 años ya corría los 100 metros en 11 segundos. Una evolución que acreditó al liderar a su equipo colegial.

Entre 1931 y 1933, ganaron los torneos estatales y en el campeonato interescolar de 1933 en Chicago, Owens igualó el récord del mundo en las 100 yardas con un tiempo de 9,4 segundos. Además, ganó la prueba de las 220 yardas y el salto de longitud. Con estas credenciales, varias universidades quisieron contar con sus servicios. No obstante, prefirió quedarse cerca de casa ingresando en la Ohio State University. No estaban instituidas las becas atléticas así que pagó sus estudios trabajando de ascensorista y prometiendo triunfos deportivos. Vivía en un apartamento fuera del campus debido a la política de segregación, pero ninguna de estas consideraciones rompía su voluntad de acero. Se adaptaba constantemente mientras perseveraba en su ideal de mejora constante. El 25 de mayo de 1935, en el marco del Big Ten Championship en Ann Arbor (Michigan), llegó uno de los momentos culminantes de su trayectoria deportiva puesto que, en 45 minutos, fue capaz de igualar el récord mundial de las 100 yardas y establecer nuevas marcas mundiales en 220 yardas, salto de longitud y 220 yardas vallas. La que fue catalogada como la mejor actuación atlética de la historia estuvo a punto de no producirse ya que Jesse superó una lesión de espalda sólo un día antes de competir.


30 de maig del 2019

Lewis & Clark


En 1803, unos florecientes Estados Unidos de América compraron a Francia el vasto territorio de la Louisiana. El Presidente Thomas Jefferson conseguía duplicar el territorio que, hasta ese momento, quedaba frenado por la frontera natural que marcaba el río Mississippi.



Napoleón Bonaparte decidió vender una superfície de más de dos millones de kilómetros cuadrados por dos razones principales: llenar sus arcas nacionales y poner ese terreno fuera del alcance de sus enemigos británicos.



Jefferson, no sin oposición interna, consiguió hacer prevalecer su intención de adquirir Louisiana y acordó la compra en 15 millones de dólares. Se adquirieron más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio, en su mayoría inexplorado, que comprendía los estados actuales de Arkansas, Missouri, Iowa, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Nebraska, Oklahoma, Kansas, grandes zonas de Montana, Wyoming, Colorado, y lo que es el actual estado de Louisiana, que incluía la ciudad y el puerto de la incipiente Nueva Orleans. Y más aún, puesto que esta enorme extensión de ricos valles, montañas, bosques, y ríos, hacía más cercana la posibilidad de unir las dos costas oceánicas cumpliendo así con un "destino manifiesto" que, por primera vez, tenía opciones de hacerse realidad.

Pero tal como se ha comentado antes, esta gran superficie estaba practicamente inexplorada. Sólo algunos tramperos y cazadores se habían atrevido a remontar el Mississippi y el Missouri y las historias que se contaban eran contradictorias y poco fiables. Se hacía imprescindible obtener un conocimiento exhaustivo de la realidad geográfica del territorio recientemente adquirido. Había que cartografiar el terreno, explorar, y entrar en contacto con las tribus indias que las habitaban como paso previo para una gran colonización.


Jefferson tenía claro que iba a enviar a una expedición oficial para realizar la ardua tarea de explorar la Lousiana y nombró a uno de sus hombres de confianza para dirigirla: Meriwether Lewis. El capitán Lewis era secretario privado de Jefferson y se caracterizaba por su espíritu inquieto y aventurero, además de ser un erudito en varias áreas de conocimiento a sus 29 años.


Lewis escogió, como segundo al mando de la expedición, a un amigo personal (también virginiano), el teniente William Clark, que tenía amplios conocimientos de cartografía y una voluntad a prueba de hierro. Después de ampliar conocimientos técnicos en Philadelphia, se dirigieron a Saint Louis (Missouri), que sería el campamento base y lugar de reunión y adiestramiento para los expedicionarios. Allí pasaron el otoño-invierno de 1803 y 1804 preparando todo el equipo y formando una tropa de 34 miembros (entre los que se encontraba un único hombre de color llamado York, que era el esclavo personal de William Clark).

El 14 de mayo de 1804, un barco y dos piraguas iniciaron el remonte del río Missouri. La expedición sólo sufriría una baja a lo largo del trayecto y ésta se dio en agosto cuando el sargento Charles Floyd falleció a causa de una apendicitis. En invierno, ya llegaron a territorios de la actual Dakota del Norte donde convivieron con las tribus Mandan.

En Dakota, la expedición también entró en contacto con un trampero francocanadiense llamado Toussaint Charbonneau, que estaba casado con una mujer india, de sólo 16 años, llamada Sacagawea. Ella sería pieza clave en los meses y años posteriores puesto que su amplio conocimiento del terreno la convirtió en la mejor guía posible para Lewis & Clark. Sacagawea, que había tenido un niño ese mismo invierno, tenía un empuje y un coraje fuera de toda duda y condujo a los expedicionarios a través de pequeños senderos que atravesaban las duras cimas de las Rocosas de Montana.



Ella tenía un motivo personal muy importante para internarse en aquellas tierras. Quería volver a encontrarse con su tribu de origen de la cual había sido raptada diez años atrás. Su voluntad y determinación era muy consistente y actuó de intérprete, ayudó a aprovisionar a la expedición, y negoció la compra de caballos con las tribus locales una vez tuvieron que abandonar el cauce del río Missouri para adentrarse en las Rocosas.

Las paradojas del destino son curiosas puesto que, el 17 de agosto de 1805, una tribu de Shoshonis capturó al grupo aunque resultó ser la tribu de nacimiento de Sacagawea y su propio hermano era ahora el jefe. Esto permitió que los indios agasajaran a los exploradores y les proporcionaron lo necesario para completar su andadura por las Rocosas.

Una vez en la vertiente de salida de la cordillera (ya en lo que es el actual estado de Idaho), la expedición pasó por días de dura climatología hasta que el 10 de octubre descubrieron el río Snake, que les llevó hasta las fuentes del Columbia desde el cual navegaron hasta salir al Océano Pacífico a finales de noviembre de 1805.

Pasaron el invierno en la costa del actual estado de Oregon (territorio bajo dominio británico en aquel momento) construyendo un fuerte al que le dieron el nombre de Clatsop. En esos meses Lewis & Clark completaron sus mapas, y catalogaron la flora y fauna que habían descubierto, mientras se refugiaban de las fuertes lluvias que arreciaban en el territorio y que siguen siendo una de las características principales de los estados de Oregon y Washington.

El 23 de marzo de 1806, la expedición inició el camino de regreso que fue bastante más accidentado en cuanto a encuentros hostiles con tribus indias. El caso más evidente fue el de los Pies Negros, que tuvieron varias refriegas con los hombres de Lewis resultando dos de los indígenas muertos en dichos enfrentamientos. Lewis tuvo que llegar a recorrer 150 kilómetros en un día para salir del territorio de una tribu que siempre fue hostil hacia el hombre blanco.

El grupo de Clark (se dividieron para explorar más terreno) tuvo también pequeñas escaramuzas con los Crows pero, sin embargo, éstos fueron bastante más "suaves" y sólo les robaron la mitad de sus caballos. Reunidos ambos grupos en la confluencia de los ríos Yellowstone y Missouri, consiguieron llegar a Saint Louis en septiembre de 1806.



En dos años y cuatro meses de expedición, habían recorrido más de 12000 kilómetros en los cuales habían elaborado mapas detallados, detalles de la flora y fauna existente, características de las tribus indias y diarios llenos de más información que hablaban con profusión de los múltiples recursos que ofrecía el territorio adquirido. Los informes le fueron presentados a Jefferson y éste se vio reafirmado en su sólida convicción de que la compra había sido un éxito total abriéndose, por primera vez, la que pasó a llamarse como la Conquista del Oeste.

Hablo de este hecho histórico tan importante en un blog de cine porque ha sido un acontecimiento representado en películas y documentales siendo la versión más conocida, hasta la fecha, Horizontes Azules (The Far Horizons). Esta película fue estrenada en 1955 y estaba protagonizada por Fred McMurray (Lewis), Charlton Heston (Clark), y Donna Reed (Sacagawea). Es un film meritorio para la época, con buena utilización de escenarios naturales, pero considero que estuvo bastante alejado de la realidad de la expedición, con numerosos sucesos alterados, y un tono general que poco tenía que ver con la epopeya original.


Creo fervientemente que una historia como ésta, tan apasionante, merece una nueva versión más realista, ambiciosa y con grandes recursos. Es un gran argumento que contar y el cine es el mejor vehículo posible para hacerlo. Valdría la pena que algún estudio apostara por esta epopeya y se decidiera a hacer una gran película con esta magna aventura.

A veces, hay hechos reales que se llevan una y otra vez al cine, consiguiendo que el público llegue a cansarse con las aportaciones de unos y otros sobre una misma historia. En este caso, nos encontramos con lo contrario, sólo una gran propuesta realizada hace más de cincuenta años. Por tanto, reivindico la expedición de Lewis & Clark como merecedora de una versión cinematográfica hecha desde el sistema de producción actual. Creo que Christian Bale como Meriwether Lewis y Patrick Wilson en el papel de William Clark serían idoneos para dar vida a ambos exploradores.


Memorial en Fort Benton (Montana) en el que estan representados Lewis, Clark, y Sacagawea.