13 de desembre del 2019

Star Wars: Los Últimos Jedi (Star Wars: The Last Jedi, 2017)

Republicación de un artículo original escrito en febrero de 2018.


Star Wars: The Last Jedi... Largo tiempo he pensado en esta esperada película desde que acudí a una sesión en el Phenomena de Barcelona a finales de diciembre. Primero pensé: "hay que escribir sobre ella inmediatamente y dar forma a una crítica que no puede faltar en el site". Sin embargo, poco después me invadió un nuevo pensamiento: "Concédete un segundo visionado, reposa las impresiones iniciales, y vuelve a la carga con los conceptos más firmes". Pues al final, ni segundo visionado ni crítica inmediata.

¿Por qué me ha ocurrido esto? Y quizá más importante, ¿por qué es relevante contarlo en un artículo? La respuesta viene dada por las sensaciones contrapuestas y sentimientos encontrados con los que salí de la sala. Es la primera vez, en toda la saga galáctica, que experimenté perplejidad tras la proyección. Rian Johnson había creado un film que no podía catalogar como óptimo ni como bodrio.

Pasado el tiempo, he decidido que no escribiré una crítica formal de la película, como sí hice con El Despertar de la Fuerza (The Force Awakens, 2015). A mi entender, The Last Jedi no ha discurrido por los cauces habituales de la franquicia y lo que me apetece es volcar una serie de comentarios desenfadados y caóticos sobre una cinta que es un cocktail de aciertos y fracasos. Su legado no se analizará dignamente hasta dentro de unos años, cuando la nueva trilogía sea ya un canon asentado y las contribuciones del film hayan ganado en contexto.

Advierto de SPOILERS si es que hay alguien que todavía no la haya visto.

¿Qué fue de Luke Skywalker?

Contrariamente a lo que opinan muchos fans, la trayectoria de Luke en el film no me parece terrible sino todo lo contrario. Considero que su enfoque es uno de los aciertos del film. Tras fracasar con la Academia Jedi que había creado, Luke se ha exiliado al que fue el primer templo de la orden, en Ach-to, con la intención de apartarse del devenir de la galaxia y desaparecer. Devorado por su propia leyenda, Luke es ahora el reflejo de un terrible fracaso personal que incluso le ha hecho renunciar a sus más profundas convicciones. Hay claroscuros en Star Wars, sus personajes se han vuelto más complejos, y este Luke abatido y derrotado aporta buenas dosis de tensión dramática. Una vez más, los Jedi han demostrado su incapacidad para gestionar el renacimiento del Lado Oscuro y, de nuevo, la familia Skywalker ha sido víctima de esa dualidad moral que está impresa en sus polémicos midiclorianos..

Kylo y Rey

Dos magníficos personajes, creados por Lawrence Kasdan y JJ Abrams, que siguen luciendo espléndidamente. En especial, Kylo o Ben Solo. Lo suyo es una tragedia personal digna de compararse a los protagonistas más torturados de la literatura universal. Se debate constantemente entre ambos lados de la Fuerza, da muestras de principios diversos y demuestra que su tormento emocional es aterrador. Convive con las contradicciones intrínsecas a su linaje y demuestra que no tiene herramientas para manejar su neurosis. Se plantean nuevas oportunidades de poner a prueba sus lealtades y, a pesar de todo, sigue navegando hacia un destino impredecible que está más allá de la redención o la condena. Con él, todo es más complejo e incluso nauseabundo.

Rey, por su parte, sigue buscando también su encaje en la galaxia desde unas posiciones muy firmes. Ella representa el nuevo sentido de la Fuerza, aquél que ya no tiene que ver con linajes familiares ni largos aprendizajes. Su receptividad se basa en puro instinto y está apegada a la Fuerza Viva, aquella que brota de lo más cercano y que no requiere de largas explicaciones metafísicas. Rey siente la Fuerza y hace uso de ella de forma visceral, sorprendiendo y preocupando al mismísimo Luke Skywalker. A buen seguro, desde el averno en el que moran los espíritus Jedi, el maestro Qui-Gon Jinn debe estar satisfecho porque, finalmente, existe una persona que convoca a la Fuerza de forma intuitiva. Tanto tiempo predicando sobre la Fuerza Viva y resulta que la discípula que siempre buscó no apareció hasta casi setenta años después de su fallecimiento en Naboo.

Acción e innovaciones formales

Rian Johnson ha llevado más lejos las innovaciones formales de JJ Abrams en El Despertar de la Fuerza. Son encomiables muchas de sus aportaciones. En concreto, quería destacar los diez segundos de silencio total tras la utilización de la hipervelocidad, por parte de la vicealmirante Holdo (Laura Dern), para destruir el crucero insignia de la Primera Orden. Johnson genera una sensación de vacío brutal que desconcierta al espectador.

También resultan interesantes las tomas cortadas que dan expresión a la Fuerza mientras Luke transmite una de sus lecciones a Rey. De nuevo aparece el concepto de la Fuerza Viva, revelada como nunca antes. 

La conexión telepática entre Rey y Kylo supone otro de los grandes aciertos. Presentada sin subterfugios, con una puesta en escena diáfana y directa, este concepto de la proyección de la Fuerza revela que el conocimiento de la misma va evolucionando y cambiando con el tiempo. Las nuevas generaciones son depositarias de nuevas formas de expresión que lindan con aristas místicas nunca conocidas anteriormente. Eso vale también para la intervención final de Luke, donde asistimos a un momento que, aunque sea muy fan-service, no está carente de músculo narrativo.

En cuanto a la acción, en su mayor parte es excelente. Especial mención al combate que mantienen Kylo y Rey frente a la guardia de Snoke. Absolutamente espectacular!!!

¿Dónde estamos?

Entrar en una saga tan enormemente reverenciada y encumbrada como Star Wars, supone tremendos peajes para aquellos creativos que se atreven a dar el paso. Su trabajo será revisado hasta el milímetro y se juzgará con dureza rapaz cualquiera de sus innovaciones. Lo que ha quedado definitivamente claro es que después de The Last Jedi, muchos analistas han sido desenmascarados. Porque no puedes abominar de El Despertar de la Fuerza, acusándola de excesivo seguidismo a la película que lo empezó todo y también destruir, con inquina y sin matices, la película en la que se introducen cambios importantes de planteamiento y desarrollo. ¿En qué quedamos?

Creo que tenemos que acostumbrarnos a un nuevo concepto en la saga. Los directores y guionistas actuales son respetuosos con el legado pero ya no son cineastas forjados en los años 60 y 70. Su bagaje y referencias son propias de una época diferente y lo demuestran en su forma de rodar y plantear historias. Tienen otros enfoques y aplican más oscuridad a las tramas, más destrucción moral. Y, por supuesto, tienen un sentido del humor diferente que aporta cosas buenas y malas, al igual que ocurrió con sus antecesores. Porque no todo lo pasado fue siempre mejor.

De todas maneras, si eres muy respetuoso y fiel te acusan de plagio y si innovas te consideran un terrorista cinematográfico, un indigente intelectual y un fantoche irreverente. Aquellos que disfrutan masacrando a Star Wars lo harán sea como sea el producto final, les da lo mismo. Por tanto,  que los responsables de cada proyecto traten de consolidar su visión y después analizamos los resultados. Pero no pensemos que clones de George Lucas van a estar al frente de las diferentes producciones. Hay que asumir los cambios. A veces, parece increíble que tras lo ocurrido con las precuelas aún se puedan pensar ciertas cosas...

Grandes desaciertos

Quien haya llegado hasta aquí estará pensando que quien esto escribe es un devoto del Lado Oscuro, aliado de Lucasfilm y a sueldo de Kathleen Kennedy para deshacerse en elogios hacia la nueva trilogía. Pues siento decepcionar a quien piense así porque también hay varias cosas en The Last Jedi que me horripilan.

Canto Bight. Lugar de infausto recuerdo por siempre jamás. Cómo puede ser que Johnson traslade el foco durante bastante tiempo hacia una aventurilla de matinee, protagonizada por Finn (John Boyega) y Rose (Kelly Marie Tran), en un planeta rocambolesco donde asistimos a una puesta en escena que es una mezcla entre el casino de Montecarlo, Cars 2, y Ferdinand, aderezada con toques estilísticos que recuerdan al Batman psicodélico y no apto para daltónicos de Joel Schumacher. 

En Canto Bight se pierde una oportunidad de oro para profundizar en el tono grisáceo y matizado del resto del film. Se podría haber sondeado en los negocios de esos adinerados señores de la guerra que se concentran en el casino. Solo vemos la punta del iceberg, pero allí había un filón que descubría, por primera vez en la saga, como estos recibían dinero de los dos bandos en conflicto. Mientras Democracia y tiranía luchaban, unos potentados se enriquecían facilitando material bélico a diestro y siniestro. Donde muere la ideología, empieza el pragmatismo. Desgraciadamente, la película se encalla en un pasaje excesivamente infantil y ridículo que reduce la tensión del espectador y le expulsa momentáneamente de la trama de Ach-To, donde sí estaban pasando cosas relevantes.

Poe Dameron (Oscar Isaac) no convence. El que tenía que ser el sucesor de Han Solo, dilapida las expectativas y se convierte en una marioneta insulsa. Primero se hace el gracioso en una comunicación risible con el General Hux (Domhnall Gleason) y después parece poseído por el virus de la rabia al iniciar varios conflictos en el crucero de la Resistencia que le degradan a la condición oficial de "metepatas". Lamentable todo aquello que Rian Johnson ha escrito para él y desaprovechamiento total de un gran actor.

La inclusión de Benicio del Toro en el reparto es completamente innecesaria. Un personaje de cartoon trasladado a la gran pantalla sin ningún rasgo interesante. Una profunda decepción que quizá obedece a la constante necesidad de la actual Lucasfilm de moldear un reparto lo más multi-étnico posible.

En cuanto al tema del Líder Supremo Snoke creo que hemos asistido a un malbaratamiento. Teníamos a un buen villano que representaba una amenaza sólida. Su arco narrativo debió haberse extendido más y buscar un clímax en la conclusión de la propuesta. Opino que no conocer su pasado puede ser aceptable desde el punto de la narración pero es paradójico que tengamos tantos minutos de persecuciones intrascendentes en Canto Bight y Snoke caiga de una forma tan fugaz y anticlimática. De nuevo, tengo que volver al principio y reservarme más comentarios hasta el momento que veamos la trilogía completa y comprendamos (o no) la motivación de algunos de los hechos explicados.

Respeto máximo y sentida pena ante el fallecimiento de Carrie Fisher. La gran princesa de la saga ha dejado una huella imborrable en el mundo del celuloide. Su última interpretación es digna de su trayectoria y coherente con todo lo vivido. Ahora bien, ¿era necesario reservarle un "momento Superman" en el que es capaz de regresar al crucero desde el vacío espacial? Este momento que pretendía ser épico no puede ser apreciado por la mayor parte de los seguidores de la saga. Compromete la integridad del personaje de forma grave y resulta totalmente contraproducente. De nuevo, era innecesario llegar a un instante de este tipo y había multitud de formas honorables para presentar a Leia haciendo uso de su conocimiento de la Fuerza. Reservarle un momento CGI flojo donde la suspensión de la incredulidad se tensa demasiado, supone un agujero negro para el film.

En varios momentos, The Last Jedi parece más una conclusión de trilogía que una película puente. Mis mayores reservas hacia la labor de Rian Johnson residen en la convicción de que ha dado rienda suelta a una visión personal de Star Wars (con aciertos y errores), se lo ha pasado en grande rodándola y montándola, y después se ha lavado las manos colosalmente dejando a JJ Abrams con el reto de reconducir y concluir todo aquello que él ha enredado. No se aprecia ningún esfuerzo del director para integrarse en una trama general sino que ha tomado el control de un episodio y tras zarandearlo todo, pasa el testigo a otro que tendrá la misión más difícil: concluir la propuesta sin Carrie Fisher y darle el envoltorio final a un producto que quiere satisfacer a todos en su capítulo definitivo. 

Conclusión

Hasta aquí mis valoraciones sobre este film por el momento. He intentado abordar un estilo diferente en este artículo y me he alargado demasiado, algo que ya suponía. Como decía antes, me gusta ser más formal en las críticas. No me interesa añadir notas de humor en mis comentarios. Defiendo una cierta rigurosidad, por supuesto nada académica, en las críticas de cine pero he cambiado, por esta vez, debido a la desorientación que sufrí tras visionar The Last Jedi. La falta de equilibrio del film me ha trastabillado demasiado. Quizá ha sido por mi adoración hacia Star Wars y, humildemente, por el conocimiento de la saga que he adquirido a lo largo de los años y que incluso se materializó en un libro online que co-escribí hace tiempo: Star Wars - Manual de Supervivencia. En cualquier caso, no quememos las naves. Esperemos al desenlace que están preparando JJ Abrams y Chris Terrio y, sobre todo, veamos la propuesta final desde una visión de conjunto y reposada. Gracias a todos aquellos que me habéis leído hasta el final. Sois unos jodidos héroes.