12 de juny del 2012

Vencedores o Vencidos: breve reflexión



Vencedores o Vencidos (Judgment at Nuremberg, 1961) explora, de forma contundente y profunda, uno de los episodios colaterales más interesantes del régimen nazi. Hemos visto muchas veces el aspecto militar y represivo del régimen de Hitler pero el cine en pocas ocasiones nos ha mostrado lo que ocurría en otros ámbitos de la sociedad alemana. Y, en este caso, a través del juicio a una serie de prestigiosos miembros de la judicatura alemana, entramos de lleno en lo que supuso, para los profesionales de los diferentes sectores, convivir con los preceptos de una ideología totalitaria y excluyente. La película nos plantea la difícil coexistencia del sentimiento de patriotismo alemán (poderosamente exacerbado tras la derrota en la Primera Guerra Mundial y las duras condiciones establecidas por el Tratado de Versalles) y la obediencia a un régimen que llegó al poder prometiendo recuperar la grandeza de la nación teutona. 

Si, por patriotismo, los juristas decidían quedarse en el país, no tenían más remedio que seguir las crueles directrices de esterilización, segregación, deportación, reclusión, etc... que exigía la doctrina nazi sobre los colectivos que, según ellos, amenazaban la pervivencia de la raza aria (en especial los judíos). 

Asistimos, pues, a la paradoja de los jueces siendo "juzgados" por la potencia ganadora del conflicto. La autoridad estadounidense de transición se dedica a promover juicios contra los filo-nazis e impone castigos extraordinariamente contundentes. Existe una grieta de dignidad en aquellos que serán juzgados por los ocupantes después de haber sido "tutelados" por un gobierno racista y xenófobo. No pudieron oponerse a los dictados de sus superiores, en su momento, y ahora, además, deben asumir unas responsabilidades que los ideólogos ya no pueden afrontar porque han muerto o han sido condenados previamente. Observamos, por tanto con total nitidez, el complejo de "cabeza de turco" que debieron sentir algunos de esos miembros destacados de la sociedad germana.

Viendo la película, se nos plantean unas ineludibles preguntas... ¿Hasta dónde hay que llegar en la condena a personas que, en última instancia, sólo cumplieron órdenes que les fueron impuestas y sobre las cuales no tenían poder de revocación ?, ¿la potencia ocupante tenía derecho a ir todo lo lejos que quisiera en la aplicación de duras condenas que incluso podían comprometer la conciliación necesaria e imprescindible,  con el pueblo alemán, ante la amenaza comunista de la URSS

Son cuestiones morales de amplia repercusión que la película aborda de forma completa y exhaustiva. Se reflejan todos los puntos de vista y se manifiesta un fuerte equilibrio entre todas las posiciones. La integridad del juez principal, Dan Haywood (Spencer Tracy), le lleva a imponer unas duras penas a los acusados aunque es consciente de que probablemente no las cumplirán. Pero eso es lo que le pide su conciencia y el criterio jurídico más puro. Es importante constatar, en este caso, el voto discrepante del juez Curtiss Ives (Ray Teal) quien, por contra, opina que estos delitos no deberían juzgarse con tanta dureza sino que tendrían que ser examinados con una mayor perspectiva de tiempo, alejándose de la fuerte emotividad que aún planea sobre un país destruido y herido, tres años después del final de la guerra. 

Sobre las posiciones que unos y otros defienden en el film, me parece particularmente interesante la última escena del film. Haywood visita la celda en la que está recluido Ernst Janning (Burt Lancaster), prestigioso jurista y ex-ministro de Justicia alemán. Janning es el único de los cuatro acusados que muestra un claro arrepentimiento por sus actos y aplaude la decisión de Haywood de condenarles pero, ante él, en la soledad de la celda, se sincera diciendo lo siguiente:

Ernst Janning: Judge Haywood... the reason I asked you to come: those people, those millions of people... I never knew it would come to that. You must believe it, You must believe it!
Haywood: Herr Janning, it "came to that" the first time you sentenced a man to death you knew to be innocent. 

Me parece un momento magistral y muy aclaratorio. Os invito a continuar con el debate...