13 d’abril del 2012

Spartacus Vengeance: la batalla del Vesubio abre nuevos frentes


"I’m a strong believer in putting a punctuation mark on the end of a season. You get the sense there’s something more coming, but it’s also a complete experience; it’s not a big cliffhanger. I wanted to wrap up some story threads, especially looking toward the next season when we bring in Marcus Crassus and Julius Caesar going after Spartacus. There needed to be some housekeeping to make room for the next round of storytelling. More than anything, I want to go for an emotional tale that hopefully will have people leaping out of their seats and yelling at their television."


Así se expresa el creador y showrunner de Spartacus Vengeance, Steven S. De Knight, tras la épica y cruenta conclusión de esta sangrienta temporada. Y es que resulta difícil construir un discurso racional tras contemplar la multitud de hechos rompedores y decisivos que ocurren en un último episodio que cierra, de forma gloriosa, una temporada en la que hemos seguido asistiendo a la voraz violencia que caracteriza a la serie pero también (y eso no todos los analistas lo compartirán) a un despliegue enormemente relevante de conspiraciones  y conflictos entre personajes. El resultado es que han conseguido subyugar una vez más a la audiencia con tan audaz propuesta y el próximo año tendremos una nueva season que De Knight asegura que será aún más épica, con escenas de batallas a gran escala.

Creo que es importante afirmar un elemento que empieza a surgir en las conversaciones de los seriéfilos. Me refiero al hecho de que las tres entregas de Spartacus han sido descalificadas por parte de la crítica debido al uso tan gráfico y explícito de la violencia y el sexo. Pero esa es la propuesta que hace que esta serie triunfe y se mantenga. Una versión más light habría sido cancelada tras su primer año. Por otra parte, muchos de los analistas banalizan la propuesta y no profundizan en lo que también ofrece la serie a nivel argumental y narrativo. 

A este respecto, es más que evidente que varias series, consideradas oficialmente más visibles, desearían tener unas tramas de relación entre personajes tan potentes como las que hay en Spartacus. Porque entre la violencia, en ocasiones gratuita que despliega la serie, podemos encontrar otros niveles narrativos que han configurado a personajes tan brillantes como Quinto Batiato, Lucrecia, Illythia, Ashur, y un largo etcétera. Ha habido diálogos magníficos y frases para el recuerdo a lo largo de estos dos años de emisión. Y siempre hemos podido encontrar un retrato sin concesiones de la vida en la antigua Roma, un aspecto largamente deseado y ambicionado por las nuevas generaciones. 

Tal como defendía en un artículo anterior, el espectro actual de series es tan amplio que toda clase de público puede encontrar la mejor propuesta para sus gustos. Dentro de este panorama, Spartacus cumple con las expectativas de un sector de la audiencia que busca adrenalina. Pero, al mismo tiempo, si no dispusiera de buenos guiones y personajes, ese interés se habría desvanecido. Por tanto, hay que ir más lejos en los análisis y reconocer que Steven De Knight ha construido algo muy extremo pero a la vez necesario.

Mi voluntad de no ofrecer spoilers me impide hablar con detalle de la poderosa conclusión de Vengeance. Pero no creo descubrir demasiado si afirmo que la próxima temporada arranca seis meses después. Espartaco está reuniendo un numeroso ejército para hacer frente a la cólera del romano más influyente de su tiempo, Marco Licinio Craso. Él será quien movilizará legiones para combatir la insurrección que se gesta en el sur. Y, entre las columnas del Senado, veremos también a un joven y ambicioso tribuno que vislumbrará en esa campaña una oportunidad para progresar y acometer objetivos más importantes. Ese joven patricio es, nada más y nada menos, que Julio César...