27 de febrer del 2012

El atrio de Meryl


Como ha ocurrido en las últimas ediciones, no comparto varios galardones que se han concedido en la cita con los Oscar. Pero donde nadie puede estar en desacuerdo es en el nuevo reconocimiento que ha obtenido Meryl Streep.

La mejor intérprete del cine actual y una de las grandes de la historia, ha recibido su tercera estatuilla 29 años después de la última (Sophie's Choice) y ha roto una racha de 12 nominaciones seguidas sin premio. Y es que Meryl ostenta el récord de ser la intérprete más veces nominada, un total de 17 (14 como actriz principal y 3 como actriz de reparto).

Obtuvo su primer Oscar en 1980 con su segunda nominación. Ganó como actriz de reparto por su papel en Kramer contra Kramer (1979). Y también fue en su segunda nominación como actriz principal cuando obtuvo la que hasta hoy era su última estatuilla. Fue gracias a La Decisión de Sophie, un film ambientado en la postguerra y dirigido por el malogrado Alan J. Pakula en 1982.

Desde entonces, su presencia regular en pantalla dando muestra de su enorme talento y profesionalidad, le ha permitido seguir recibiendo premios y alabanzas. De hecho, Streep también es la actriz más veces nominada en los Globos de Oro, con nada más y nada menos que 26 nominaciones, habiendo ganado ocho.

Debo reconocer que ella no era mi apuesta para el Oscar a la mejor actriz de este año. Y no porque su interpretación no fuera excelente sino por la dinámica reciente de no otorgarle el premio y también porque creía que el papel de Viola Davis en Criadas y Señoras podría haber sintonizado aún más con los académicos.

Pero no cabe duda que su victoria final es absolutamente merecida. La Dama de Hierro es un film simplemente correcto, que pasa de puntillas por la trayectoria política de la gobernante más poderosa e influyente de la historia contemporánea. En su afán por desglosar toda su vida en menos de dos horas, el film pierde credibilidad por los cuatro costados. Lo único que aguanta la atención del espectador es el ímprobo trabajo de Meryl Streep. Una auténtica maravilla que acredita una vez más su camaleónica capacidad para insuflar realismo a sus personajes. Mimetizada con Margaret Thatcher en el aspecto físico gracias al fenomenal trabajo de maquillaje (también reconocido con el Oscar), Streep se encarga de trasladar el carácter de la Primera Ministra del Reino Unido, entre 1979 y 1990, con gran respeto y con una extraordinaria verosimilitud. Es un espectáculo verla en pantalla.

Un triunfo absoluto para la gran dama del cine.