16 de desembre del 2011

La Conspiración: crónica de un juicio implacable


The Conspirator es el primer film de la productora American Film Company. Esta nueva empresa cinematográfica se ha propuesto desarrollar proyectos que recuperen importantes pasajes de la historia americana manteniendo una exigencia máxima en la reconstrucción de la época en que se sitúe el argumento.

Estos son los loables principios de la compañía y queda claro, al ver su proyecto de futuro, que habrá que estar muy pendiente de sus próximos títulos. Para los amantes de la historia es un gozo saber que una productora va a dedicarse en exclusiva a la reproducción de grandes momentos de la apasionante historia americana. Pero, dicho esto, debo hacer constar que la elección de Robert Redford como director y productor resulta cuando menos curiosa.

Es evidente que Redford ha demostrado ser un gran director pero también es un hombre de fuertes convicciones políticas y esa deriva no encaja en el tipo de cine histórico que propone la AFC. Pensaba que La Conspiración sería una película que narraría los hechos posteriores al asesinato del Presidente Abraham Lincoln sin adoctrinamiento. Pero eso, lamentablemente, no se cumple.

En las manos de Redford y del guionista James Solomon, el film se tiñe de reivindicación política injustificada. Se define a Mary Surratt como una pobre víctima de la furia de un gobierno ansioso por vengar a su líder caído y se deja implícito que sólo albergó a los conspiradores liderados por John Wilkes Booth. Está claro que los historiadores de la AFC no tuvieron excesiva influencia final sobre la película porque está muy extendida la opinión entre los expertos acerca de que Surratt no sólo alojó a los perpetradores sino que les ayudó y asistió en lo que pudo, habiendo conocido exactamente cuales iban a ser los planes del magnicidio.

Redford construye, a través de la injusta acusación de Surratt, un relato de indefensión constitucional ante un Gobierno que busca lograr castigos ejemplares para templar los ánimos de una nación herida y dividida. Es evidente que no todos los hechos fueron tan claros como daba a entender la acusación pero de ahí al alegato ideológico que nos propone el film...

La segunda y última objeción que pongo a la película es producto de su propia concepción. El público que va a verla ya sabe cómo acabó la historia y eso hace que la película se demore en exceso a falta de un giro dramático que nunca existió.

No obstante, el film tiene muchos elementos interesantes. La reconstrucción de la época es maravillosa. Los exteriores se rodaron en la bella ciudad de Savannah (Georgia) y es impresionante ver lo que consiguieron los responsables del diseño de producción al convertir algunas de sus calles en el Washington DC de 1865. Resulta impecable la recreación de la casa de huéspedes de Mary Surratt y también el exterior e interior de la Petersen's Boarding House, la pensión donde el Presidente Lincoln murió tras recibir el tiro mortal en el Teatro Ford.

La película insufla credibilidad en lo que se refiere a contexto histórico, escenografía, y vestuario. Además cuenta con un magnífico reparto de actores que nos otorgan grandes momentos. Destacaría a James McAvoy (brillante en sus alegatos ante el tribunal militar), Robin Wright (interpretación muy remarcable, haciendo uso de una sensibilidad natural arrolladora), Tom Wilkinson (no hay película en la que no esté bien), Kevin Kline (un magnífico actor que tiene que vérselas con el papel del Secretario de Guerra, Edwin Stanton, convertido en el villano principal del guión de James Solomon) y Danny Huston (excelso en el papel del fiscal del caso, Joseph Holt).

Creo que La Conspiración es un film muy meritorio. Nos depara momentos puntuales de absoluta brillantez pero encuentro que su exceso de deriva ideológica le perjudica. El mensaje que nos traslada es evidente: el director construye una trama que trata de buscar una analogía con nuestros tiempos planteándose hasta donde puede llegar el Estado con tal de resarcirse del ataque sufrido. Frederick Aiken (James McAvoy) hace un elocuente discurso en defensa de las garantías constitucionales que aseguran un juicio justo para todo el mundo. ¿ Acaso no es este el tema que sigue comentándose en los medios cuando se habla de la reacción del Gobierno de los Estados Unidos tras el 11-S ?