7 d’octubre del 2009

La historia de Lou Gehrig


Henry Louis Gehrig fue uno de los mejores jugadores de la historia del béisbol. Su nombre está escrito, en letras de oro, junto al de otras leyendas como Ty Cobb, Babe Ruth, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Jackie Robinson, y Carl Ripken Jr.

Pero su immaculada trayectoria deportiva llegó a su final debido a una fatal enfermedad que selló su destino. La vida de Lou Gehrig, pues, merece analizarse más detenidamente así que adentrémonos, por unos momentos, en el túnel del tiempo de las hazañas deportivas para saber más sobre él.

Gehrig nació, en 1903, en Yorkville (New York). Vino al mundo en el seno de una familia humilde de inmigrantes alemanes. Sin embargo, nunca le faltaron recursos para estudiar aunque su gran pasión era el béisbol, un deporte que practicaba en la calle y en cualquier sitio en el que pudiera organizarse un partidillo improvisado.

Tras destacar en el Commerce High School, ingresó en la Universidad de Columbia, convirtiendose en el mejor jugador del equipo de béisbol y captando la atención de la Major League Baseball con sus grandes actuaciones. Es por todo ello que a nadie le extrañó su fichaje por los míticos New York Yankees en 1923.

Debutó mediada la temporada y ese año no destacó demasiado en un equipo que tenía a Babe Ruth como máxima estrella. Pero sus habilidades de excelente bateador no tardaron mucho más en dejarse ver y la siguiente temporada ya sumó 20 home runs. En 1925 se produce su eclosión definitiva convirtiendose en un fijo en el equipo e iniciando una marca de partidos consecutivos disputados que no sería batida hasta 1995.


Con dos magníficos bateadores como Ruth y Gehrig, y la dirección desde el banquillo del manager Joe McCarthy, los títulos empezaron a llegar con asiduidad al Yankee Stadium. El primer título de las Series Mundiales llegó en 1927 y le siguieron los triunfos en 1928, 1932, y tres veces consecutivas entre 1936 y 1938.


Entre 1925 y 1939, Lou Gehrig estableció una marca de 2130 partidos consecutivos disputados. Durante 14 años, nada le apartó de formar parte del equipo para batear. Fue elegido mejor jugador de la Major League en 1927 y 1936, y también se le seleccionó para el All Star en 7 ocasiones.

Formó una gran pareja de bateo con Babe Ruth hasta que éste dejó el equipo en 1934 y de 1936 a 1939 coincidió con otro crack de este deporte, Joe DiMaggio, un jugador que, de alguna manera, tomó su relevo como jugador insignia de la franquicia y condujo a los Yankees a otra etapa de grandes éxitos en la década de los 40.


Pero toda esta gloria se vio truncada por un acontecimiento inesperado que puso fin a una brillante carrera. A mediados de la temporada de 1938 el juego de Gehrig empezó a decaer y lo hizo de una forma muy abrupta. Aunque el jugador tenía 35 años, esa bajada de rendimiento no se le podía achacar a la edad puesto que fue un bajón muy repentino. Terminó la temporada acusando un gran cansancio que le hizo pensar que quizá estaba llegando el momento de su adiós pero su estado iba más allá del cansancio, estaba perdiendo habilidades de juego de una forma muy alarmante, cosa que nadie podía entender.


Concluyó la pretemporada de 1939 sin haber logrado ni un solo home run y, ya en temporada oficial, sus promedios de bateo eran impropios de su categoría. Joe McCarthy se resistía a quitarle de la alineación debido a su consideración y gran trayectoria a lo largo de tantos años pero Gehrig cada vez estaba peor. Jugó su último partido el 30 de abril de 1939. El día 2 de mayo, los Yankees se enfrentaban a los Detroit Tigers pero Lou se acercó a McCarthy y le dijo claramente: "I'm benching myself, Joe". Siguió como capitán del equipo algunas semanas más pero ya no volvió a jugar.

El 13 de junio de 1939, Gehrig ingresó en la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), donde el mismísimo doctor Charles William Mayo le realizó una serie de pruebas a lo largo de seis días. El diagnóstico fue que el brillante jugador tenía esclerosis lateral amiotrófica. Una terrible noticia puesto que se trataba de una enfermedad degenerativa, de proceso rápido, que le iría paralizando progresivamente con una esperanza de vida de menos de tres años. Una cruel enfermedad, de origen desconocido, que va minando las facultades físicas pero que mantiene al paciente con las condiciones mentales intactas. En años posteriores, se extendió el uso del término "Síndrome Lou Gehrig" cuando se hablaba de la esclerosis lateral amiotrófica.

Pocos días después los Yankees anunciaron la retirada de Gehrig y proclamaron el siguiente 4 de julio como la fecha de homenaje al bateador en el Yankee Stadium. Ese día más de 60.000 personas aclamaron a Lou, que recibió las palabras elogiosas de Babe Ruth, Joe McCarthy, y el alcalde de Nueva York, Fiorello La Guardia. Se realizó la ceremonia de la retirada de su dorsal número 4 y Gehrig se dirigió al público en un emocionado parlamento que provocó la ovación de todo el estadio.





En diciembre de 1939, se le nombró miembro del National Baseball Hall of Fame. A los 36 años fue el jugador más joven en conseguir dicha distinción.

Murió el 2 de junio de 1941 en su residencia de Fieldston, en el norte del Bronx neoyorkino. El alcalde La Guardia ordenó que las banderas oficiales de la ciudad ondearan a media asta y en todos los estadios de béisbol se vivieron homenajes y reconocimientos a su figura.

Esta emotiva epopeya deportiva no pasó desapercibida por el mundo del cine y, sólo un año después de su muerte, la RKO produjo un film biográfico titulado El Orgullo de los Yankees (The Pride of the Yankees). Sam Wood dirigió un film que contó con guión de Paul Gallico, Jo Swerling, y Herman J. Mankiewicz (co-autor del libreto de Ciudadano Kane). Uno de las grandes actores del momento, Gary Cooper, asumió el papel de Lou Gehrig siendo acompañado en el reparto por Teresa Wright, Walter Brennan, Dan Duryea, y el propio Babe Ruth. El film hacía un relato de toda su trayectoria deportiva tratando también, con profusión, su enfermedad y su retirada la tarde del 4 de julio de 1939.


El film se estrenó con mucho éxito obteniendo diez nominaciones a los premios Oscar aunque sólo consiguió uno, el que correspondía al mejor montaje. Gracias a este film hemos podido conocer esta gran historia de gloria y tragedia que merece la pena explicar.