27 de maig del 2009

Cadillac of the Skies



Hay ocasiones en que la música trasciende lo evidente y es capaz de lograr un impacto emocional en el oyente mucho más fuerte de lo previsible.

En otras oportunidades ya he expuesto la admiración y fascinación que siento por el trabajo del brillante compositor John Williams. Autor de partituras absolutamente inolvidables, intimamente ligadas a las películas de las que forman parte, Williams es además un maestro de las emociones. Todos los compositores de bandas sonoras deben tener esa intención pero tal cualidad no la encuentro en nadie, de una forma tan agudizada, como en John Williams.

Y es en este punto donde conecto con el tema del presente artículo. Quiero hablar de una BSO que no es de las más famosas del gran compositor pero que puede servir para reivindicar lo que llamo el otro Williams. Es decir, la faceta del músico más intimista, más sutil, pero igual de conmovedora que sus grandes marchas.
Si en otra ocasión hablé de Presunto Inocente, ahora quiero reivindicar la banda sonora de El Imperio del Sol y, en concreto, el tema Cadillac of the Skies.

El Cadillac del Cielo es como el joven Jim Graham (Christian Bale) llama a los cazas de combate P-51 Mustang durante la Segunda Guerra Mundial. Para trasladar las vivencias de ese "niño perdido" en pleno conflicto bélico en la China ocupada por los japoneses, Steven Spielberg tenía la carta ganadora de su eterno compositor. Probablemente, sin las notas mágicas de Williams, el mensaje que el director quería transmitir no hubiera llegado de una forma tan clara al espectador.

Cadillac of the Skies transmite soledad pero también esperanza. Una esperanza en la llegada de un día en que el pequeño Jim podrá salir del campo de prisioneros en el que vive y, por fin, será libre como cualquiera de sus amados aviones.

Desde las primeras notas hasta el despertar harmónico que preside la mitad de la composición y su final, de nuevo lento e íntimo, el tema principal de El Imperio del Sol traslada fuertes sentimientos utilizando diferentes cadencias.

Esta pieza es una muestra más de la capacidad de John Williams para expresar en la partitura sentimientos y sensaciones de cualquier índole. Tanto cuando es más magnificente como más intimista el resultado siempre es excelso pero hay que reconocer que, en los momentos de mayor introspección, sus composiciones brillan con especial relevancia.

La BSO se complementa con otros temas magníficos entre los cuales está Exsultate Justi, una canción de coro que es capaz de remover hasta lo más profundo, con una perfección harmónica que muchos otros compositores desearían rozar.

De alguna manera, estos temas se asemejan también a la BSO de Always, una de las películas menores de Spielberg pero que, sin embargo, cuenta con un tema principal que es mucho más brillante que la propia película.

En definitiva, un compositor excelente al que nunca me cansaré de alabar.